17 años de cárcel al ex cura Sasso por abusar de 5 nenas

martes, 13 de noviembre de 2007
Y la iglesia dónde está que no dice nada ? - 11/11/2007





FALLO DE UN TRIBUNAL DE SAN ISIDRO - 17 años de cárcel al ex cura Sasso por abusar de 5 nenas



Las víctimas tenían entre 6 y 13 años y concurrían al comedor de la parroquia que dirigía en Pilar.



Mario Napoleón Sasso, ex sacerdote (se casó el último 9 de marzo) fue condenado ayer por un tribunal de San Isidro a 17 años de cárcel, por abusar entre 2002 y 2003, de cinco nenas cuando tenían entre 6 y 13 años y concurrían al comedor de la capilla que dirigía, la de San Manuel de La Lonja, en Pilar, Buenos Aires. Para la condena fue clave el testimonio de las niñas, los informes psicológicos y la declaración de tres amigos del condenado que escucharon de sus labios la confesión de haber perpetrado los aberrantes delitos.





Los jueces Juan Carlos Tarsia, María Elena Márquez y el subrogante Federico Ecke, sólo creyeron probado el delito de abuso sexual sin acceso carnal con dos agravantes: El sometimiento gravemente ultrajante para las víctimas y su condición de ser ministro de un culto religioso. Así, los magistrados no dieron por cierta una ampliación de la acusación del fiscal Washington Palacios para que se lo condenara también por la violación de una de las víctimas.



Durante los alegatos concretados el miércoles de la semana pasada, Palacios había pedido una durísima pena para Sasso: 35 años de cárcel, con la expresa solicitud al tribunal de aplicar la ley 23.077 (de defensa de la democracia) para imponer este castigo. En cambio los abogados de las víctimas, Ernesto Moreau y Rubén Casset, solicitaron 25 años de cárcel, y la defensora oficial Inés Mendoza, la libre absolución o en todo caso el mínimo de la escala penal que le atribuían: 8 años de cárcel.



Había sido Analía López, la encargada del comedor, la que denunció al cura cuando una de las nenas le contó los abusos a los que la sometía en noviembre de 2003. Entonces se descubrieron otros casos y se produjo un allanamiento en la casa parroquial de Sasso, en la que hallaron manchas de dos tipos semen, preservativos usados y sin usar o direcciones de pedófilos en internet.



Al principio Sasso se negó a declarar, pero después negó los hechos y aseguró que las víctimas ya habían sido abusadas y violadas. Y que aquella vez tuvo relaciones íntimas sin penetración pero con mujeres, incluida su actual esposa.



Tras la recolección de pruebas, un juez ordenó la captura del ex párroco que se concretó el 24 de enero de 2004 cuando pretendía huir hacia Paraguay.



Para entonces la figura del religioso despertaba reacciones diversas, e incluso en la comunidad religiosa pareció dársele poca importancia la estadía de dos años de Sasso en el lugar de recuperación para pedófilos Domus Mariae, en Tortuguitas, al que fue derivado por recomendación del difunto obispo de San Juan, monseñor Italo Severino Di Stéfano y en donde nunca obtuvo su alta.



En el intento de preservar la figura del cura, distintas familias de los barrios cerrados circundantes a la parroquia, organizaron una colecta para que se resguardara en el exterior. La recaudación fue próspera: En pocos días Sasso contaba con 1.300 dólares y el apoyo de varios amigos que lo trasladaron en auto hasta Misiones, con la intención de que cruzara al Paraguay.



Pero en el transcurso del viaje, inesperadamente Sasso les confesó sus delitos, lo que provocó la inmediata reacción de sus compañeros, quienes decidieron no sólo retornar a Buenos Aires, sino además, contarles todo al párroco José Ramón de la Villa y al vicario de la Iglesia del Pilar, Gabriel Micheli, además del obispo de Campana-Zárate Monseñor Rafael Rey, para que tomaran acciones.



Sin embargo los curas hicieron la vista gorda, y por no denunciar los hechos los dos primeros fueron juzgados por encubrimiento agravado (admitieron el delito y les aplicaron la probation) mientas que Rey se jubiló, luego de que 150 sacerdotes y miles de fieles firmaran una petición al Vaticano solicitando el juicio canónico del entonces obispo.



Los que si decidieron hablar fueron tres de sus amigos arrepentidos, que se horrorizaron con la confesión de Sasso y declararon ante el tribunal la semana pasada, indignados por su proceder.



"Los años que le dieron a Sasso no reparan el daño causado, ahora hay que procurar también la asistencia psicológica de las víctimas", dijo Liliana López, la mujer que se animó a denunciar. Quienes apoyaban esa denuncia desplegaron carteles en Tribunales; en sus pechos portaban su reclamo implacable: "Con los chicos no. Llegó el día. Verdad y Justicia".

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