sábado, 9 de agosto de 2008
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Asesinos Bussi "la llorona" y Menéndez "pan triste" - 09/08/2008
Estos criminales que no se los puede llamar solo así, dado que utilizaron los recursos del Estado argentino, cometiendo miles de crímenes horrendos a cuyas víctimas no les dieron la opción de defenderse, ahora "llorisquean" miserablemente solicitando los beneficios que le dan las leyes argentinas.
Todavía el derecho no encuentra una definición para el término Justicia, y para mí significa "saciar la venganza", cosa que en estos casos no se logró, aún mandándolos a una cárcel hasta que se le pudran los huesos, sin que se puedan amparar en su edad.
Por todos lados escucho (equivocada o hipocritamente) reclamar justicia, cuando estoy convencido que en sus fueros más íntimos desearían enviar a sus victimarios a un horno !
Claro que perderíamos los fallos a esos juicios que sientan jurisprudencia, también el resarcimiento económico y que salga a la luz la verdad (cosa que en este caso, las ratas Bussi y Menéndez no dijeron)
Bussi lloró y justificó la represión ilegal
El ex gobernador dijo ser "una víctima"
SAN MIGUEL DE TUCUMAN - "Estábamos en guerra y bajo estado de sitio".
Con ese argumento, y en una declaración entrecortada por el llanto, el ex gobernador Antonio Domingo Bussi justificó ante la Justicia la actuación de las Fuerzas Armadas, que dirigió durante la última dictadura.
Bussi está acusado junto con Luciano Benjamín Menéndez del secuestro y de la desaparición del ex senador justicialista Guillermo Vargas Aignasse, ocurridos en 1976, entre otros delitos de lesa humanidad. La actitud del ex jefe político y militar de la provincia despertó momentos de tensión e indignación. Sobre todo cuando se refirió a la víctima como un "perejil y un buchón" y cuando dijo que "la figura del desaparecido es un arbitrio psicológico de la subversión para disimular las bajas en combate".
Bussi fue el primero en hablar y, en un hecho sin precedente en los nuevos juicios por los crímenes de la dictadura, aceptó responder preguntas del tribunal sobre su desempeño en aquella época. "Me considero un perseguido político; una víctima del rencor y la venganza", dijo. Luego, calificó su procesamiento de "una aberración jurídica por la omisión del marco histórico de la guerra". Durante sus dichos, el octogenario militar retirado osciló entre un tono firme y el llanto. "Hablar de desaparecidos es una tergiversación de los hechos realizada por los ideólogos de la subversión, que hoy son gobierno", manifestó.
Cuando el fiscal Alfredo Terraf le preguntó qué juez había ordenado la detención de Vargas Aignasse, Bussi dijo: "Mi rol era el de comandante de zona de operaciones, y por ese cargo asumí la suma del poder público de la provincia".
Según la investigación, el ex senador justicialista fue secuestrado de su casa el 24 de marzo de 1976, a las 3.30, por un grupo de encapuchados que se autoidentificó miembro de la fuerza de seguridad.
Bussi, sin embargo, aseguró que Vargas Aignasse fue liberado porque "durante su detención ofreció voluntariamente una frondosa documentación delatando a sus compañeros de ruta". Además, dijo que jamás se lo torturó. "La junta lo liberó -prosiguió con firmeza el imputado- porque yo informé que Vargas Aignasse era un perejil, un buchón, y que había colaborado eficientemente en la localización de montoneros."
Los dichos del ex gobernador generaron gran revuelo en el auditorio, y los familiares de la víctima no ocultaron su malestar. "Asesino hijo de puta", le dijo a Bussi el diputado nacional Gerónimo Vargas Aignasse, hijo del dirigente desaparecido. El dirigente kirchnerista fue desalojado por unos minutos y se mostró conmocionado durante el resto del debate.
"Fue una injuria miserable, que irrita y genera que uno pierda la calma. Sabíamos que nos íbamos a encontrar con cosas así", dijo el diputado a LA NACION.
Una vez aplacados los ánimos, el imputado continuó con su alegato. "La orden estricta y detallada de la detención de Vargas Aignasse me llegó a través del III Cuerpo del Ejército, por la cadena de mando", dijo, omitiendo el nombre de Menéndez, que entonces ocupaba ese cargo. Luego, añadió: "La detención de Vargas Aignasse estaba programada desde fines de febrero de 1976, cuando el golpe militar era inminente".
En escuelas y comisarías
Bussi dio numerosos detalles de cómo funcionaban las fuerzas que dirigía. "Había cientos de lugares de detención de personas -entre ellos, escuelas y comisarías- donde se procedía a la identificación de antecedentes de sospechosos. Si había una cooperación positiva, se los trasladaba a la Jefatura de Policía, donde equipos especiales hacían interrogatorios de práctica."
El ex gobernador fustigó a los médicos que elaboraron el informe que lo obligó a presentarse ayer ante el tribunal. "Estos peritos ignotos seguramente tenían el mandato de llevar a cometido los términos en los que lo hicieron", dijo, mientras rompía en llanto. Bussi se movilizó en silla de ruedas y estuvo conectado a un tubo de oxígeno; el informe decía que esto no era necesario. La primera audiencia del juicio había sido suspendida -el martes- por una supuesta indisposición del ex gobernador.
Bussi volvió a llorar cuando dijo: "La inmensa mayoría de los tucumanos de aquella época valoraron lo que hice, convirtiéndose en un hecho inédito en la historia que un comandante de tropas de operaciones militares fuera elegido diez años después por el voto popular". Bussi decidió no continuar declarando, pese al pedido del fiscal: "He llegado al límite de mis posibilidades".
Luego, Menéndez tuvo la oportunidad de realizar su alegato. "Me niego a declarar, porque estos jueces son inconstitucionales. Cuando la subversión marxista inició el asalto armado a nuestra patria estaba vigente otra legislación", expresó.
Luego, añadió: "Este es el primer país en el mundo en que nuestros compatriotas juzgan a sus soldados victoriosos". Algo similar había declarado el 24 de julio, cuando fue sentenciado a cadena perpetua en Córdoba.
El tribunal, compuesto por los jueces Carlos Enrique Jiménez Montilla, Gabriel Casas y Josefina Curi, determinó un cuarto intermedio hasta el martes. En esa sesión, está previsto que declare la viuda de la víctima, Marta Cárdenas.
Otras lágrimas
* La de ayer no fue la primera vez que Antonio Domingo Bussi desafía su fama de duro y llora en público. En 1998, también se quebró cuando en una conferencia de prensa habló sobre la omisión en su declaración jurada de una cuenta bancaria en Suiza. En esos días, se discutía si podría o no ingresar en la Cámara de Diputados de la Nación, algo que al final le fue impedido por voluntad de la mayoría.
(fuente)
CRUCE ENTRE GERÓNIMO VARGAS AIGNASSE Y EL MILITAR JUZGADO
El hijo del senador desaparecido fue duro con Bussi: "Cobarde y asesino"
Reaccionó cuando el represor tucumano trató a su padre de "perejil y buchón" en plena audiencia.
Viejo cobarde y asesino". La réplica del diputado nacional peronista Gerónimo Vargas Aignasse no se hizo esperar cuando Antonio Bussi descalificó a su padre, Guillermo Vargas Aignasse, como un "perejil y buchón", que había "colaborado" con sus captores y delatado a sus "compañeros de ruta".
El cruce produjo un revuelo en la sala y otros intercambios de insultos y acusaciones entre el diputado y un par de simpatizantes bussistas. El presidente del tribunal, Gabriel Casas, se vio obligado a pedirle al primero que se retirase un momento y ordenó desalojar a uno de los otros.
Por su parte, el fiscal Alfredo Terraf pidió que el tribunal no tolerase calificaciones agraviantes "hacia una víctima y menos si se trata de un desaparecido".
Bussi negó en su declaración como imputado del secuestro y desaparición del senador provincial peronista Vargas Aignasse, ocurrida en abril de 1976, cualquier responsabilidad en el hecho.
Dijo que a Vargas Aignasse no lo vio ni lo trató nunca y que la orden de detenerlo el 24 de marzo de 1976 provino del Estado Mayor del Ejército "vía comando del Tercer Cuerpo". A esto agregó algo totalmente inverosímil: dijo no recordar quién era el comandante del Tercer Cuerpo en ese momento. Bussi negó además que Vargas Aignasse hubiera sido secuestrado por encapuchados, pero reconoció que la orden fue ejecutada por una comisión policial encabezada por el comisario Juan Sirnio.
También rechazó la acusación de que el legislador hubiera sido torturado y afirmó, en cambio, que "espontánea y voluntariamente" delató a sus "compañeros de ruta". Según la versión de Bussi, a raíz de esa supuesta delación, Vargas Aignasse fue trasladado desde su primer lugar de detención en la Brigada de Investigaciones a la cárcel de Villa Urquiza -donde su esposa pudo verlo a la distancia- y luego habría sido liberado.
Bussi no lo mencionó ayer, pero en anteriores declaraciones suyas durante la instrucción de la causa sostuvo que, después de ser puesto en libertad, Vargas Aignasse estaba siendo trasladado a su casa en un vehículo oficial cuando fue secuestrado por un grupo armado desconocido. La acusación sostiene que no hubo tal liberación, que se trató sólo de una parodia empleada para finalmente hacer desaparecer a la víctima. El ex represor aseveró no tener responsabilidad tampoco en la supuesta orden de liberación, la cual -manifestó- fue también dictada por el Estado Mayor. Fue en este punto que Bussi usó los términos "perejil" y "buchón" para referirse al desaparecido, con la consiguiente reacción airada del hijo de éste.
Los enfrentamientos entre Bussi y el diputado nacional no son nuevos ni se limitan a las violaciones a los derechos humanos de la dictadura. Ambos disputaron electoralmente en el año 2003 por la intendencia de la capital tucumana. En esa ocasión ganó Bussi por apenas 17 votos. Debía asumir el cargo el 29 de octubre de ese año. Pero dos semanas antes fue procesado y detenido justamente por la causa de la desaparición de Vargas Aignasse, que ayer volvió a encontrarlos frente a frente.
(fuente)
Estos criminales que no se los puede llamar solo así, dado que utilizaron los recursos del Estado argentino, cometiendo miles de crímenes horrendos a cuyas víctimas no les dieron la opción de defenderse, ahora "llorisquean" miserablemente solicitando los beneficios que le dan las leyes argentinas.
Todavía el derecho no encuentra una definición para el término Justicia, y para mí significa "saciar la venganza", cosa que en estos casos no se logró, aún mandándolos a una cárcel hasta que se le pudran los huesos, sin que se puedan amparar en su edad.
Por todos lados escucho (equivocada o hipocritamente) reclamar justicia, cuando estoy convencido que en sus fueros más íntimos desearían enviar a sus victimarios a un horno !
Claro que perderíamos los fallos a esos juicios que sientan jurisprudencia, también el resarcimiento económico y que salga a la luz la verdad (cosa que en este caso, las ratas Bussi y Menéndez no dijeron)
Bussi lloró y justificó la represión ilegal
El ex gobernador dijo ser "una víctima"
SAN MIGUEL DE TUCUMAN - "Estábamos en guerra y bajo estado de sitio".
Con ese argumento, y en una declaración entrecortada por el llanto, el ex gobernador Antonio Domingo Bussi justificó ante la Justicia la actuación de las Fuerzas Armadas, que dirigió durante la última dictadura.
Bussi está acusado junto con Luciano Benjamín Menéndez del secuestro y de la desaparición del ex senador justicialista Guillermo Vargas Aignasse, ocurridos en 1976, entre otros delitos de lesa humanidad. La actitud del ex jefe político y militar de la provincia despertó momentos de tensión e indignación. Sobre todo cuando se refirió a la víctima como un "perejil y un buchón" y cuando dijo que "la figura del desaparecido es un arbitrio psicológico de la subversión para disimular las bajas en combate".
Bussi fue el primero en hablar y, en un hecho sin precedente en los nuevos juicios por los crímenes de la dictadura, aceptó responder preguntas del tribunal sobre su desempeño en aquella época. "Me considero un perseguido político; una víctima del rencor y la venganza", dijo. Luego, calificó su procesamiento de "una aberración jurídica por la omisión del marco histórico de la guerra". Durante sus dichos, el octogenario militar retirado osciló entre un tono firme y el llanto. "Hablar de desaparecidos es una tergiversación de los hechos realizada por los ideólogos de la subversión, que hoy son gobierno", manifestó.
Cuando el fiscal Alfredo Terraf le preguntó qué juez había ordenado la detención de Vargas Aignasse, Bussi dijo: "Mi rol era el de comandante de zona de operaciones, y por ese cargo asumí la suma del poder público de la provincia".
Según la investigación, el ex senador justicialista fue secuestrado de su casa el 24 de marzo de 1976, a las 3.30, por un grupo de encapuchados que se autoidentificó miembro de la fuerza de seguridad.
Bussi, sin embargo, aseguró que Vargas Aignasse fue liberado porque "durante su detención ofreció voluntariamente una frondosa documentación delatando a sus compañeros de ruta". Además, dijo que jamás se lo torturó. "La junta lo liberó -prosiguió con firmeza el imputado- porque yo informé que Vargas Aignasse era un perejil, un buchón, y que había colaborado eficientemente en la localización de montoneros."
Los dichos del ex gobernador generaron gran revuelo en el auditorio, y los familiares de la víctima no ocultaron su malestar. "Asesino hijo de puta", le dijo a Bussi el diputado nacional Gerónimo Vargas Aignasse, hijo del dirigente desaparecido. El dirigente kirchnerista fue desalojado por unos minutos y se mostró conmocionado durante el resto del debate.
"Fue una injuria miserable, que irrita y genera que uno pierda la calma. Sabíamos que nos íbamos a encontrar con cosas así", dijo el diputado a LA NACION.
Una vez aplacados los ánimos, el imputado continuó con su alegato. "La orden estricta y detallada de la detención de Vargas Aignasse me llegó a través del III Cuerpo del Ejército, por la cadena de mando", dijo, omitiendo el nombre de Menéndez, que entonces ocupaba ese cargo. Luego, añadió: "La detención de Vargas Aignasse estaba programada desde fines de febrero de 1976, cuando el golpe militar era inminente".
En escuelas y comisarías
Bussi dio numerosos detalles de cómo funcionaban las fuerzas que dirigía. "Había cientos de lugares de detención de personas -entre ellos, escuelas y comisarías- donde se procedía a la identificación de antecedentes de sospechosos. Si había una cooperación positiva, se los trasladaba a la Jefatura de Policía, donde equipos especiales hacían interrogatorios de práctica."
El ex gobernador fustigó a los médicos que elaboraron el informe que lo obligó a presentarse ayer ante el tribunal. "Estos peritos ignotos seguramente tenían el mandato de llevar a cometido los términos en los que lo hicieron", dijo, mientras rompía en llanto. Bussi se movilizó en silla de ruedas y estuvo conectado a un tubo de oxígeno; el informe decía que esto no era necesario. La primera audiencia del juicio había sido suspendida -el martes- por una supuesta indisposición del ex gobernador.
Bussi volvió a llorar cuando dijo: "La inmensa mayoría de los tucumanos de aquella época valoraron lo que hice, convirtiéndose en un hecho inédito en la historia que un comandante de tropas de operaciones militares fuera elegido diez años después por el voto popular". Bussi decidió no continuar declarando, pese al pedido del fiscal: "He llegado al límite de mis posibilidades".
Luego, Menéndez tuvo la oportunidad de realizar su alegato. "Me niego a declarar, porque estos jueces son inconstitucionales. Cuando la subversión marxista inició el asalto armado a nuestra patria estaba vigente otra legislación", expresó.
Luego, añadió: "Este es el primer país en el mundo en que nuestros compatriotas juzgan a sus soldados victoriosos". Algo similar había declarado el 24 de julio, cuando fue sentenciado a cadena perpetua en Córdoba.
El tribunal, compuesto por los jueces Carlos Enrique Jiménez Montilla, Gabriel Casas y Josefina Curi, determinó un cuarto intermedio hasta el martes. En esa sesión, está previsto que declare la viuda de la víctima, Marta Cárdenas.
Otras lágrimas
* La de ayer no fue la primera vez que Antonio Domingo Bussi desafía su fama de duro y llora en público. En 1998, también se quebró cuando en una conferencia de prensa habló sobre la omisión en su declaración jurada de una cuenta bancaria en Suiza. En esos días, se discutía si podría o no ingresar en la Cámara de Diputados de la Nación, algo que al final le fue impedido por voluntad de la mayoría.
(fuente)
CRUCE ENTRE GERÓNIMO VARGAS AIGNASSE Y EL MILITAR JUZGADO
El hijo del senador desaparecido fue duro con Bussi: "Cobarde y asesino"
Reaccionó cuando el represor tucumano trató a su padre de "perejil y buchón" en plena audiencia.
Viejo cobarde y asesino". La réplica del diputado nacional peronista Gerónimo Vargas Aignasse no se hizo esperar cuando Antonio Bussi descalificó a su padre, Guillermo Vargas Aignasse, como un "perejil y buchón", que había "colaborado" con sus captores y delatado a sus "compañeros de ruta".
El cruce produjo un revuelo en la sala y otros intercambios de insultos y acusaciones entre el diputado y un par de simpatizantes bussistas. El presidente del tribunal, Gabriel Casas, se vio obligado a pedirle al primero que se retirase un momento y ordenó desalojar a uno de los otros.
Por su parte, el fiscal Alfredo Terraf pidió que el tribunal no tolerase calificaciones agraviantes "hacia una víctima y menos si se trata de un desaparecido".
Bussi negó en su declaración como imputado del secuestro y desaparición del senador provincial peronista Vargas Aignasse, ocurrida en abril de 1976, cualquier responsabilidad en el hecho.
Dijo que a Vargas Aignasse no lo vio ni lo trató nunca y que la orden de detenerlo el 24 de marzo de 1976 provino del Estado Mayor del Ejército "vía comando del Tercer Cuerpo". A esto agregó algo totalmente inverosímil: dijo no recordar quién era el comandante del Tercer Cuerpo en ese momento. Bussi negó además que Vargas Aignasse hubiera sido secuestrado por encapuchados, pero reconoció que la orden fue ejecutada por una comisión policial encabezada por el comisario Juan Sirnio.
También rechazó la acusación de que el legislador hubiera sido torturado y afirmó, en cambio, que "espontánea y voluntariamente" delató a sus "compañeros de ruta". Según la versión de Bussi, a raíz de esa supuesta delación, Vargas Aignasse fue trasladado desde su primer lugar de detención en la Brigada de Investigaciones a la cárcel de Villa Urquiza -donde su esposa pudo verlo a la distancia- y luego habría sido liberado.
Bussi no lo mencionó ayer, pero en anteriores declaraciones suyas durante la instrucción de la causa sostuvo que, después de ser puesto en libertad, Vargas Aignasse estaba siendo trasladado a su casa en un vehículo oficial cuando fue secuestrado por un grupo armado desconocido. La acusación sostiene que no hubo tal liberación, que se trató sólo de una parodia empleada para finalmente hacer desaparecer a la víctima. El ex represor aseveró no tener responsabilidad tampoco en la supuesta orden de liberación, la cual -manifestó- fue también dictada por el Estado Mayor. Fue en este punto que Bussi usó los términos "perejil" y "buchón" para referirse al desaparecido, con la consiguiente reacción airada del hijo de éste.
Los enfrentamientos entre Bussi y el diputado nacional no son nuevos ni se limitan a las violaciones a los derechos humanos de la dictadura. Ambos disputaron electoralmente en el año 2003 por la intendencia de la capital tucumana. En esa ocasión ganó Bussi por apenas 17 votos. Debía asumir el cargo el 29 de octubre de ese año. Pero dos semanas antes fue procesado y detenido justamente por la causa de la desaparición de Vargas Aignasse, que ayer volvió a encontrarlos frente a frente.
(fuente)
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