NO ATACAMOS AL URUGUAY, NOS DEFENDEMOS DE BOTNIA !

sábado, 25 de abril de 2009
Mañana 26 de abril de 2009: TODOS AL PUENTE ! - 25/04/2009



LA ASAMBLEA DE GUALEGUAYCHU AFIRMO QUE EL CORTE DE RUTA ES UNA MEDIDA “EN DEFENSA PROPIA”

– Mañana se realiza la quinta marcha al puente internacional General San Martín en contra del funcionamiento de la pastera Botnia sobre el río Uruguay • Martín Alazard, miembro de la Asamblea Ambiental de Gualeguaychú dijo que “el corte de ruta es una medida en defensa propia”.

El asambleísta Martín Alazard dialogó con inventario 22 sobre la situación actual de la lucha antipastera y del movimiento asambleario. También se pronunció sobre el polémico corte de ruta, sobre el comportamiento oscilante de las autoridades políticas argentinas, sobre la actitud del pueblo uruguayo y sobre las expectativas en relación al fallo de la Corte de La Haya, entre otras cuestiones.

- En relación a los años anteriores ¿cómo viene la marcha para este domingo?

-Esta marcha tiene sus condimentos. Las anteriores fueron todas hechas a través de la convicción, de los estudios y de la información que teníamos de experiencias ajenas. Ahora, por primera vez, leímos los informes de Ecometrix, la consultora canadiense de Botnia, donde puntualmente se determina qué cantidad de tóxicos fueron eliminados a la atmósfera y al agua. La pastera ha emitido 5.000 toneladas de elementos tóxicos en los primeros seis meses y más de 11.000 toneladas al cumplirse un año de su funcionamiento. Ecometrix en ningún momento dice que Botnia no contamina. En el primer informe sostiene que la pastera se encuentra dentro de los estándares internacionales y de la DINAMA (Dirección Nacional de Medio Ambiente de la República Oriental del Uruguay). En el segundo informe sólo dice que respeta los estándares de la DINAMA. Otro condimento es que, por primera vez, olimos en toda nuestra ciudad el gas sulfhídrico, que tiene olor a huevo podrido o a repollo hervido podrido como dicen los españoles. El olor llegó hasta la propia Municipalidad y ahí fue cuando nuestro intendente se puso decididamente al frente de esta causa. Dejó la tibieza para ponerse con patas y manos en nuestra lucha. Encima, pocos días después, vimos aparecer una mancha blanca que, con epicentro en el puerto de Botnia, avanzó hasta cubrir 10 kilómetros. En ese momento el río estaba verde azulado por la cantidad de algas cianófilas que había. Parecía pintura blanca que cubría como un film el agua. Esto fue invadiendo y mezclándose entre las algas. Sabemos que se trató de una fuga de elementos contaminantes. Sabemos que esa sustancia contenía gran cantidad de toluenos que los utilizan para limpiar las cañerías. Botnia se dio el lujo de decir que no tenía nada que ver con eso. Como si fuese poco, el Ministro de Justicia de Argentina, Aníbal Fernández, afirmó que eran algas blancas. Salió a confundir a la población. Estos cuatro o cinco condimentos hacen que hoy la ciudadanía no tenga más dudas del efecto contaminante de Botnia.

- En este contexto de evidencias y, a su vez, de mentiras ¿cómo está la relación con el pueblo uruguayo y con los fraybentinos en particular?

- La gente cree mucho en su gobierno. Eso hace que haya mucha resistencia con todo lo que sea en contra del gobierno uruguayo. De todas maneras, ellos tienen una ley de protección de los recursos de agua dulce que es violada por Botnia. Están consumiendo 80 millones de litros de agua dulce por día. Además, las plantaciones de eucaliptos tratados genéticamente llegan a un millón de hectáreas. Cada planta de eucalipto en su crecimiento de siete años consume un promedio de 40 litros de agua dulce por día. Por hectárea se plantan mil plantas. O sea, por día se consumen 40 mil litros de agua dulce por hectárea. Si se hace la cuenta, son 40 mil millones de litros de agua dulce por día que se llevan del Uruguay. Por este motivo, indicaron desde la organización Guayubira que hay entre 20 y 30 familias de una determinada zona que les tienen que llevar agua en tanques cisternas porque las aguadas, los arroyos y las napas subterráneas están todos secos. Por todo lo anterior, algunos están cambiando la postura. Hay gente que ha pensado y repensado la cosa. Han hecho la cuenta de cantidad de empleo, falta de agua, extranjerización de la tierra, monocultivo, zonas francas que no dejan rédito al país. Por lo cual, por ejemplo, la semana pasada recibimos copia de la carta abierta que hicieron 30 instituciones ecologistas uruguayas a la Comunidad Europea porque ven con mucha preocupación todos estos temas que relataba. Advierten especialmente a los gobiernos de Portugal y España que la sociedad se siente avasallada e invadida. Los grupos ecologistas dicen que van a resistir los emprendimientos de Ence, de capitales españoles, y Portucel, de origen portugués.

- Pregunto por casa: ¿la asamblea ambiental cómo está en la actualidad?

- La asamblea es un movimiento difícil por su horizontalidad. Todos tienen voz y voto. No hay cabezas que manden. Lo que sí hay son referentes en determinados temas técnicos, legales, etc. La conformación de la asamblea ha sido tan abierta que casi todos los asambleístas están al tanto de todo. Saben datos, saben de dioxinas, de furanos, de contaminantes, de material particulado en la atmósfera, de la violación del Estatuto del río Uruguay, de legislación, de lo que significa la licencia social para estos emprendimientos, de las idas y venidas de los gobiernos provincial y nacional, de los movimientos en las secretarías de salud y medio ambiente. Todo esto hace que la asamblea sea especial. Por supuesto, que hay rencillas entre sus integrantes por diferentes maneras de pensar, de actuar, de discutir los temas. De todos modos, como movimiento social es lo más rescatable que ha existido en los últimos años. A tal punto que se ha convertido en un referente a nivel mundial. Acá han venido universidades de Estados Unidos, de Canadá, de Europa que estudian este movimiento social de Gualeguaychú que con tanta fuerza defiende el río Uruguay y su medioambiente. Esto estimula porque en el mundo hay un antes y un después de la Asamblea de Gualeguaychú.

- Retomando las discusiones internas de la asamblea que se trasladan al resto de la sociedad ¿cómo se está sosteniendo el corte de ruta en Arroyo Verde?

- Ese es el gran dilema. Muchas veces decimos que ese es nuestro “talón de Aquiles”. Siempre me he cuestionado interiormente el corte como herramienta de lucha. A pesar de esto, llegué a la conclusión que no queda otra. Cuando el gobierno y las autoridades dan la espalda, cuando hay que defenderse contra un monstruo, no queda otra que actuar en defensa propia. Se perjudicará un grupo de argentinos, sobre todo de Capital Federal, que quieran pasar a Punta del Este. Se perjudicarán los artistas que tienen su doble patria. Tabaré Vázquez dijo que si Botnia no recibía los préstamos del Banco Mundial, el Uruguay le iba a dar los fondos con el dinero del turismo. Esto generó tal reacción que nos propusimos bloquear el turismo en nuestro pedacito para, por lo menos, sentirnos honorables. Esto es visto como coartar un derecho. Aunque el derecho superior sea el de la defensa de la vida y el medio ambiente. El corte es materia opinable, es discutible, es una medida antipática; crea discusiones y desavenencias entre nosotros pero hasta ahora no hay una idea superadora del corte. Muchos luchadores sociales nos han dicho que si levantamos el corte desaparecemos de la opinión pública nacional e internacional. En su momento, pedimos que se aplique el código aduanero, es decir, la prohibición que pueden ejercer los Estados al tránsito de elementos para, por ejemplo, frenar la construcción de una planta contaminante. La Argentina podría haber bloqueado el cemento y el hierro con el que se construyó Botnia. También podría obstruir el paso de elementos contaminantes como los químicos que se exportan desde Argentina rumbo a Botnia. Si nuestro Estado hubiese hecho esto, otro hubiese sido el destino del corte de ruta. No olvidemos que también se hizo un intento de levantar el corte cuando Kirchner y Taberé (Vázquez) se pusieron de acuerdo en hacer un estudio serio de impacto ambiental durante 90 días. Botnia se dio el lujo de decirle al presidente de los uruguayos que no pararían la construcción. Ahí se volvió al corte por tiempo indeterminado. Hay que tener mucha memoria y no perderse ningún capítulo porque si no juzgamos mal.

- ¿Cómo influyó en la Asamblea el conflicto entre el gobierno y ciertos sectores rurales?

- Nos generó un conflicto enorme. El movimiento asambleario desapareció de la escena. Todos los medios se volcaron al conflicto de la 125. También generó grandes discusiones internas porque muchos asambleístas están en contra del monocultivo de la soja y sobre su efecto en el medio ambiente. De cualquier manera, esta asamblea se gesta como “antipastera” y no está formada ni preparada para luchar contra todas las contaminaciones. En este momento, hay que centrarse en la lucha contra Botnia. A su vez, pensamos que Botnia es la punta de lanza de una serie de siete u ocho emprendimientos pasteros que ya tienen solicitado el permiso en Uruguay. Cuando la resistencia afloje o desaparezca van a caer en cascada y ya va a ser tarde.

- ¿Depositan alguna esperanza en el fallo de La Haya?

- Si nos ponemos a hablar desde el punto de vista técnico no cabría ninguna duda del fallo de La Haya en los dos aspectos. En el estrictamente jurídico, fue violado el Estatuto del río Uruguay dado que es una planta que produce un impacto sensible en el río y en el medio ambiente. Ellos mismos han dicho que impactan en un radio de 60 kilómetros. Para tener una referencia, la catedral de Gualeguaychú está a 27 kilómetros de la chimenea de Botnia. Entonces, a confesión de parte, relevo de prueba. Lo que sucede es que surgen 10.000 variables jurídicas y chicanas. Los jueces tienen que tener la intención de conocer bien el problema y no deben dejarse influir por la comunidad financiera internacional. Si la justicia existe el fallo tiene que ser favorable al planteo de la Asamblea Ambiental de Gualeguaychú o de “la causa nacional” usando las palabras de Kirchner. En cuanto al aspecto de la relocalización de Botnia, me acuerdo de Salto Grande, cuando hubo que erradicar Federación. Transportar a Botnia es mucho menos que erradicar o trasladar una ciudad. Entonces, respetando la autodeterminación de los pueblos, que Uruguay sea soberano en sus decisiones y que la ponga donde quiera pero que no haya impacto transfronterizo.
(fuente)

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