Botnia contenta con periodistas argentinos

miércoles, 23 de enero de 2008
Cómo engañar mejor a la gente - 22/01/2008

Lean en este artículo, cómo Botnia y los periodistas uruguayos estaban preocupados en convencer a nuestros periodistas argentinos !

Lástima que no lo consiguieron, dado que Botnia quiso manipular la información como siempre.

Debieron invitar a técnicos del INTI, INTA, Universidades tecnológicas y expertos en el tema, eso es lo que debieron hacer.

Ahora no se asombren si invitan a amas de casa o a artistas de teatro de revistas a convencer y que opinen!...


"Una visita guiada por la pastera para la prensa argentina

Silencio. Los directivos de Botnia, como el gobierno uruguayo, sostienen que la fábrica es inocua. Del diferendo en La Haya y el tratado binacional del río Uruguay prefieren no hablar... Foto: Guillermo Di Salvatore

La planta de la pastera tiene dimensiones impresionantes, e instalaciones diseñadas para funcionar, por lo menos, por 35 años más. Parece inamovible: su techo está compuesto de piezas hechas con toneladas de hormigón que recuerdan la tecnología de construcción de los puentes binacionales, como el San Martín, que comunicaba a Fray Bentos con Gualeguaychú. Dos proyectos de desarrollo regional muy diferentes, a ambos lados de la frontera del río Uruguay.




Botnia, Fray Bentos (Uruguay).- Es un coloso de hierro, cemento, tuberías y cilindros más grandes que los silos del Puerto de Santa Fe, con chimeneas humeantes y montañas de troncos, que sin embargo está en medio de un lugar extremadamente verde y bello.

Es como si en Santa Fe en lugar de las playas, los paradores, comedores, sombrillas y gente sobre la arena, en la Costanera Este se hubiera construido el parque industrial de Sauce Viejo.

El conflicto entre la Argentina y el Uruguay enfrenta dos proyectos de desarrollo regionales muy diferentes, a ambos lados de un río que los entrerrianos costeros ven como la clave de su crecimiento turístico y sus economías lugareñas de escala local, y los uruguayos -desde que comenzaron su plan forestal- como el portador del progreso industrial exportador.

A los ambientalistas argentinos les gusta hablar de luchar por el "desarrollo sustentable", mientras que a sus vecinos uruguayos de la ahora crecida Fray Bentos de lograr oportunidades, empleos y una "relación amigable" con el ambiente.

Ayer los medios de comunicación nacionales de Capital Federal (y algunos regionales de Santa Fe y Entre Ríos) y la propia compañía estuvieron en la pastera.
Respuestas y evasivas

De principio a fin fue una visita guiada, como cada vez que ingresa un extraño a una instalación industrial. De todas formas, antes hubo una conferencia de prensa de casi una hora, que también se buscó guiar y resultó llamativamente corta para la cantidad de preguntas argentinas que se plantearon.

Varias quedaron sin respuestas o merecieron evasivas: hablaban del problema del lugar elegido para la localización de la planta, del tratado del Río Uruguay, de los derechos de los habitantes de Gualeguaychú, de la responsabilidad social de la firma, de su rol en un conflicto entre dos naciones hermanas, o de los dictámenes de su gerencia de asuntos jurídicos respecto de lo que finalmente -como era previsible- ocurrió: la presentación del gobierno argentino ante La Haya.

Por otra parte, los gerentes de la planta sostuvieron durante una exposición didáctica que los parámetros que cumple la fabricación de pasta de celulosa (Botnia es un proveedor de materia prima para la industria del papel) no sólo respeta los parámetros ambientales que exige el gobierno uruguayo, sino también los de la Comunidad Económica Europea. Incluso, afirmaron que su actividad "no tiene ninguna influencia" sobre su entorno natural.

Los argumentos de la pastera se basan en estudios hechos por un "consultor independiente" que -según avanzó el diálogo- se supo luego que se trataba en realidad de los organismos técnicos del Estado, es decir, de una de las partes.

Gervasio González, gerente de Medio Ambiente, dijo que los resultados ambientales dejaban a quienes trabajan en la empresa "muy tranquilos y orgullosos" porque se "evita" cualquier efecto negativo, aunque antes habló de "mitigar" esos "eventuales" impactos.
Contrastes olfativos

La recorrida comenzó con una seguidilla de estornudos de camarógrafos, fotógrafos y cronistas por el fuerte y desagradable olor (como a coliflor que ha hervido demasiado) que ayer invadía sólo una parte del predio fabril (afuera no se sentía), y terminó con algunas sonrisas y otros apretones de manos más formales entre técnicos de Botnia y periodistas, junto a las piletas donde se tratan las aguas que se arrojan al Uruguay. Allí, pese a que se hace un tratamiento basado en microorganismos que descomponen las materias sobrantes presentes en los efluentes, no hay malos olores.

Un asesor del área de comunicación de la empresa aceptó un desafío y -para un medio de Buenos Aires- se llevó un vasito plástico (y opaco) de esa agua que no es potable a la boca. Los técnicos dijeron que era lo mismo que tragar agua del río.

Los "enviados especiales", algunos de cuyos trabajos en vivo para las radios y la TV porteñas resultaban cómicos por la carga dramática que se colocaba al hecho de estar dentro de la pastera, como si se tratara de una misión de algún riesgo, fueron curiosamente abordados por la prensa local uruguaya.

Periodistas de Fray Bentos, Mercedes y Paysandú preguntaron sin mucho resultado a sus colegas si se iban o no convencidos de que la planta "no contamina". Es que para cualquier persona, que cuenta apenas con sus sentidos, es imposible saber si un efluente líquido (de los gaseosos que se mezclan con el aire a decenas de metros de altura, mucho menos) tienen o no algo peligroso para el ambiente.

De lo que no caben dudas es que la pastera Botnia de Fray Bentos tiene razones monumentales para no moverse de donde está: el costo de la inversión que ha hecho es de 1.200 millones de dólares, genera unos cinco mil puestos de empleo (entre directos e indirectos) y su planta es tan inmensa como moderna, funciona con apenas unas 300 personas y dispone de su propio puerto de barcazas (techado) y de una usina eléctrica propia que le aporta al país en promedio unos 50 megavatios. Siempre según sus propios datos, aumentó en un 1,6% el PBI oriental.

(fuente)

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