Las "cuentas de colores" de las AFJP

jueves, 13 de noviembre de 2008
Ahora Fundimos las Jubilaciones del Pueblo - 13/11/2008



AFJP: UNA MILLONARIA CAMPAÑA MEDIÁTICA


Entender el éxito de las AFJP a partir del año 1994, traducido rápidamente en los millones de afiliados que obtuvieron, requiere, además de una mirada económica y política, un repaso de las otras fuerzas que operaron y dieron lugar a una de las mayores transferencias de recursos públicos al sector privado de aquella década.
El desembarco de las AFJP en la Argentina contó con una campaña de comunicación publicitaria multimillonaria en medios de comunicación masivos. Así fue antes, durante y después de su puesta en marcha, y de que millones de argentinos -al compás de que todo lo privado resultaba más eficiente que lo público-estatal- se dejaran cautivar por mensajes publicitarios con un denominador común: viejos eternamente jóvenes y jóvenes eternamente jóvenes sintetizaban la idea de un futuro cómodo.
Sus modelos estéticos eran arquetipos de personas que habitarían barrios privados o countries, cenarían con vino francés en restaurantes de Puerto Madero o jugarían al tenis en clubs (obviamente ni sociales ni de fomento), viajarían a lugares exóticos, y dispondrían de tiempo libre para convertirse en los mejores amigos y compinches de juego de sus nietos. El trabajo de los creativos publicitarios tenía un común destinatario, fácilmente identificable y deseable de imitar por los que ni siquiera podrían soñar con acceder a esos mundos.

Acompañan a... Las
AFJP fueron, junto con las empresas privatizadas, los principales auspiciantes publicitarios de programas de televisión abierta (y especialmente del cable) y radiales. Los cuantiosos presupuestos destinados a apoyar con publicidad institucional a una parte importante de ese periodismo que había encontrado la forma de publicitar bajo el famoso slogan... "las siguientes empresas acompañan a..." encontró una extraordinaria veta de negocio que los habilitaba para reproducir los beneficios y ventajas del sistema de jubilación privada.

Hoy resulta difícil luchar contra ese establishment de especialistas y analistas que siguen llorando diariamente porque se estatiza el sistema, como les gusta tergiversar periodísticamente el anuncio de esta medida.

A la caza de los afiliados. Para consumar su éxito, es decir captar afiliados, aparece entonces la figura del promotor o, en su más pretenciosa acepción, el consultor previsional. Miles de hombres y mujeres de todas las edades, muchos de ellos ya desempleados desde años anteriores, parias virtuales que el modelo venía arrojando desde distintos sectores, daban comienzo ávidamente a la caza de afiliados.

Curso mediante, en no más de dos semanas devenían expertos del sistema previsional, en cálculos de rentas futuras y promesas de que su dinero sería garantizado por el manejo profesional de bancos y empresas que conocían eficientemente el manejo del dinero. Los premios que obtenían por cada afiliado eran jugosos, así que, a sumar. No importaba cómo, ni con qué rigor.

Muñidos de cuanto chirimbolo de marketing existiera, arremetían contra todo trabajador que se les cruzara: lapiceras, agendas, pins con el logo de la empresa, pañuelos, bolsos, paraguas gigantes tipo golf, garantizaban un piso de seducción. El resto, la parte más difícil, era a esa altura una batalla ganada desde hacía años: lo privado aseguraba eficiencia. El terreno se encontraba fértil para que un latiguillo que ya había sido irracionalmente incorporado por amplias mayorías de nuestra sociedad no requiriera más que un "venga, mientras usted descansa, nosotros cuidamos su dinero y su futuro..."

Somos todos inversores. El antiguo aportante al sistema de jubilaciones, ahora afiliado a una
AFJP ascendía a la categoría de inversor, figura muy bien cotizada ya desde tiempos de la dictadura y sus mesas de dinero, y de financistas exitosos que también cotizaban alto en el imaginario social. Un inversor habla e incorpora un vocabulario distinto, acercándolo a lo más selecto del venerado mundo financiero.

Hablaban de cuentas privadas, fondos de inversión, tasas de retorno, acciones garantizadas de empresas multinacionales, etc.

Al calor de la fiebre privatista y de la veneración por lo privado, y montados sobre parte del refranero argentino del Estado-ineficiente-que-mete-la-mano-en-la-lata, crecía rápidamente otro aliado indispensable: el brazo ejecutor de los medios de comunicación a través de programas periodísticos de corte económico y político, conducido por expertos y analistas que, para el resto de los ciudadanos neófitos en inversiones, canastas de monedas, tasas de rentabilidad y otros, venían a ser los reveladores de la aséptica ciencia económica, los negocios y las finanzas, gurúes y astrólogos esclarecedores de lo incomprensible.

Esencialmente, los mejores promotores del sistema, por supuesto siempre bien acompañados con publicidades institucionales.

Revertir este proceso requiere la capacidad también de replicar los falaces y superficiales argumentos en favor de las
AFJP repetidos sistemáticamente desde hace más de 14 años. No es tarea sencilla. La medida de dejar atrás este sistema cuenta con una sola voz, que no tiene la potencia de las voces amplificadas del establishment mediático

Por Francisco Balázs
Fuente: Miradas al Sur
(fuente)

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