sábado, 7 de febrero de 2009
Posted in
ARGENTINA
,|
ASAMBLEA
,|
BOTNIA
,|
BRASIL
,|
BRECHA
,|
COLON
,|
DIOXINA
,|
ENCE
,|
EUCALIPTUS
,|
FRAY BENTOS
,|
FURANOS
,|
GUALEGUAYCHU
,|
GUAYUBIRA
,|
GUSTILUAN
,|
PASTERA
,|
TABARE
,|
URUGUAY
,|
VENTURA
,|
VILLAVERDE
,|
VIOLACION
|
Uruguayos en contra de BOTNIA - 07/02/2009
El informe del INTI del 15 de enero afirma que “de la evaluación de los valores hallados hasta el momento, no se infiere que haya indicios de afectación del curso de agua del río Uruguay dentro de la zona objeto de estudio. Es importante destacar que este análisis de datos se debe completar con una evolución temporal de cada parámetro a lo largo de las campañas programadas”. De todas maneras, la primera frase, sin la segunda, sirvió para que toda la prensa uruguaya afín saliera a proclamar que el INTI había demostrado que “Botnia no contamina”.
La semana siguiente, la ONG Green Cross divulgó otro informe. “Podemos confirmar que no se registran variaciones en las cifras brutas de los niveles de contaminación, que siguen bajos”, declaró Marisa Arienza, presidenta de la sección argentina de la entidad fundada por Mijail Gorbachov. Para la misma prensa fue otra señal confirmatoria de que “Botnia no contamina”, supuestamente avalada por la autoridad del último Presidente de la URSS.
Green Cross no fue “llamada por los asambleístas” de Gualeguaychú, se instaló por cuenta propia en el balneario Ñandubaysal y luego cerca de Arroyo Verde. Esta ONG viene siendo cuestionada por su intervención en el conflicto de los pobladores afectados con la represa argentino-paraguaya de Yacyretá. Llaman la atención esas afirmaciones que hablan de contaminación sin más, cuando la propia entidad reconoce que sólo midió el dióxido de azufre (SO2) del aire.
Ante el revuelo generado por estos anuncios el presidente del INTI, Enrique Martínez, aclaró que su trabajo es “independiente” del gobierno argentino. Adelantó que no divulgará nuevos informes y, de paso, criticó a Green Cross por basarse en un parámetro no crítico. “Acumular informes es una invitación a que nos estemos descalificando mutuamente todo el tiempo”, concluyó.
Para Martínez y otros técnicos, los parámetros importantes a seguir son las dioxinas en el aire y el agua, así como los nitratos y fosfatos en el agua, pero la discusión sobre la pertinencia de los informes fue cortada por otra impertinencia. Un olor “nauseabundo” llegó hasta el escritorio del intendente de Gualeguaychú, nuevas protestas multitudinarias y para allá salieron los técnicos desde las capitales respectivas a recoger datos para sendos informes oficiales.
No se explica ante quién se quieren calificar el INTI y Green Cross. El INTI funciona como una autarquía, en forma similar al LATU, financiándose con los contratos públicos o privados que consigue.
Tampoco se sabe porqué el LATU se arrepintió de la firma del acuerdo de monitoreo compartido que había discutido con el INTI. Interrogantes que quedan en el aire.
No hicimos ningún juicio de valor sobre estas instituciones técnicas, dijimos que en el marco del conflicto no pueden considerarse “independientes” si no poseen el consentimiento de todas las partes.
Es una regla en cualquier conflicto que para avalar una instancia técnica o jurídica debe existir el acuerdo previo de las partes. Lo ocurrido no hace más que confirmarlo.
¿Cómo se puede decir ahora que el corte es un problema de los argentinos cuando Uruguay se justificó todo el tiempo diciendo que era agredido y perjudicado, por lo cual alegó ante La Haya y el Mercosur que se trataba de la violación de una norma internacional?
En julio de 2006, La Haya negó la medida solicitada por Argentina para frenar las obras de Botnia. El mismo tribunal rechazó, en enero de 2007, la acción pedida por Uruguay para que Argentina pusiera fin a los cortes. En setiembre, un tribunal del Mercosur dijo que Argentina debía haber tomado medidas para prevenir los cortes. Acotemos aquí que la conducta del gobierno argentino con los piquetes no empezó ni es exclusiva del corte del puente San Martín.
El clima enrarecido a nivel de los gobiernos no cambia. Los pobladores de Gualeguaychú extraen muestras del agua y el aire de la zona, pero no conocen los resultados, porque los maneja sólo el gobierno nacional. Por órdenes de la cancillería uruguaya, los intendentes del litoral no pudieron asistir a una mesa redonda televisada del lado argentino.
Si alguien cree que Gualeguaychú es un caso único orquestado para perjudicar a Uruguay, debe saber que en Argentina hay más de 50 asambleas autoconvocadas de ciudadanos o pobladores para luchar “contra el saqueo y la contaminación”. Existen movimientos similares en otros países de la región, desde Chile, pasando por Bolivia, Perú y Colombia, hasta México.
No constituye ningún descubrimiento original hablar de estos movimientos que parecen ser tan difíciles de reconocer hoy en Uruguay. Forma parte de la función del periodista dar cuenta de los actores que inciden en una situación. Otros colegas, como Raúl Zibechi, han investigado mucho más estos fenómenos políticos, pero quizás algunos prefieran verlos como ajenos.
Sobre la asamblea de Gualeguaychú gravitan diversos sectores, con mayor o menor peso, pero esto no alcanza para ignorarla como interlocutor válido (tal como se trata a un gremio, asociación civil, etcétera) en tanto entidad representativa de esa población. Es falso que el corte lo mantiene una minoría radical y el aporte financiero de algunos intereses. Si la mayoría de Gualeguaychú no lo apoyara, ocurriría lo mismo que en Colón o Concordia, donde no se sostiene.
Confirma al artículo original que se aprueben las críticas hacia los argentinos y se rechace con ardor lo que nos cuestiona a los uruguayos. Desde los años sesenta aprendimos a desconfiar del nacionalismo que coincide con la conveniencia de desviar conflictos internos.
Ya que se indignan con Gualeguaychú, ¿porqué no hacen igual con el “piquete” legal que permite una concentración y extranjerización de la tierra sin precedentes en el país?, ¿o con el “piquete” de la forestación, que arrasa pueblitos enteros de la campaña, que le saca el agua a centenares de productores y que da tan poco trabajo?, ¿o con ese “piquete” blindado en la zona franca, que sólo paga unos aportes al BPS y produce celulosa con agua gratis del río Uruguay?
Las festejadas estadísticas sobre inversión extranjera, producción industrial y aumento del PIB sólo reflejan el negocio de un puñado de empresas, mientras el MIDES sigue pidiendo dineros para capear la crisis social. Estos son los problemas que tenemos los uruguayos.
(*) Columnista del semanario Brecha de Montevideo. La nota fue publicada el viernes 6 de febrero.
(fuente)
Columna de opinión de Brecha
Informes, olores y nacionalismos impertinentes
Por Víctor L. Bacchetta (*)
La pastera de Botnia sigue generando controversias entre Argentina y Uruguay.
Según el diario El País, de Uruguay, del 18 de octubre pasado, un informe de la Universidad de Buenos Aires (UBA) afirmó que “Botnia (…) no contamina” pero el gobierno lo mantiene “bajo cuatro llaves”. El mismo día, el decano de la Facultad de Ciencias de la UBA, Jorge Aliaga, uno de los participantes del estudio encargado por el gobierno, dijo que es “una investigación no concluida, por lo que de ninguna manera se puede afirmar o desmentir que Botnia contamina”.
Y agregó que el estudio “no da ninguna información relevante porque las partículas azufradas que se midieron hoy están bajo el nivel de contaminación permitido. Pero ese nivel de contaminación se da por acumulación, es necesario seguir midiendo (…) entre dos o tres años más para ver los efectos acumulativos y si hay variación respecto de la medición efectuada anteriormente”.
En enero último, el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI), de Argentina, informó que entre marzo y junio de 2008 mantuvo reuniones con el LATU, de Uruguay, para ver la posibilidad de un plan común de monitoreo del río Uruguay, cuyos resultados serían presentados a ambos países y evaluados en forma conjunta. Según el INTI, en julio se envió al LATU la documentación acordada para ser firmada, pero esto no se produjo hasta hoy. En agosto, el INTI decidió iniciar las actividades por cuenta propia y realizó mediciones en agosto, octubre y diciembre.
El informe del INTI del 15 de enero afirma que “de la evaluación de los valores hallados hasta el momento, no se infiere que haya indicios de afectación del curso de agua del río Uruguay dentro de la zona objeto de estudio. Es importante destacar que este análisis de datos se debe completar con una evolución temporal de cada parámetro a lo largo de las campañas programadas”. De todas maneras, la primera frase, sin la segunda, sirvió para que toda la prensa uruguaya afín saliera a proclamar que el INTI había demostrado que “Botnia no contamina”.
La semana siguiente, la ONG Green Cross divulgó otro informe. “Podemos confirmar que no se registran variaciones en las cifras brutas de los niveles de contaminación, que siguen bajos”, declaró Marisa Arienza, presidenta de la sección argentina de la entidad fundada por Mijail Gorbachov. Para la misma prensa fue otra señal confirmatoria de que “Botnia no contamina”, supuestamente avalada por la autoridad del último Presidente de la URSS.
Green Cross no fue “llamada por los asambleístas” de Gualeguaychú, se instaló por cuenta propia en el balneario Ñandubaysal y luego cerca de Arroyo Verde. Esta ONG viene siendo cuestionada por su intervención en el conflicto de los pobladores afectados con la represa argentino-paraguaya de Yacyretá. Llaman la atención esas afirmaciones que hablan de contaminación sin más, cuando la propia entidad reconoce que sólo midió el dióxido de azufre (SO2) del aire.
Ante el revuelo generado por estos anuncios el presidente del INTI, Enrique Martínez, aclaró que su trabajo es “independiente” del gobierno argentino. Adelantó que no divulgará nuevos informes y, de paso, criticó a Green Cross por basarse en un parámetro no crítico. “Acumular informes es una invitación a que nos estemos descalificando mutuamente todo el tiempo”, concluyó.
Para Martínez y otros técnicos, los parámetros importantes a seguir son las dioxinas en el aire y el agua, así como los nitratos y fosfatos en el agua, pero la discusión sobre la pertinencia de los informes fue cortada por otra impertinencia. Un olor “nauseabundo” llegó hasta el escritorio del intendente de Gualeguaychú, nuevas protestas multitudinarias y para allá salieron los técnicos desde las capitales respectivas a recoger datos para sendos informes oficiales.
No se explica ante quién se quieren calificar el INTI y Green Cross. El INTI funciona como una autarquía, en forma similar al LATU, financiándose con los contratos públicos o privados que consigue.
Tampoco se sabe porqué el LATU se arrepintió de la firma del acuerdo de monitoreo compartido que había discutido con el INTI. Interrogantes que quedan en el aire.
No hicimos ningún juicio de valor sobre estas instituciones técnicas, dijimos que en el marco del conflicto no pueden considerarse “independientes” si no poseen el consentimiento de todas las partes.
Es una regla en cualquier conflicto que para avalar una instancia técnica o jurídica debe existir el acuerdo previo de las partes. Lo ocurrido no hace más que confirmarlo.
¿Cómo se puede decir ahora que el corte es un problema de los argentinos cuando Uruguay se justificó todo el tiempo diciendo que era agredido y perjudicado, por lo cual alegó ante La Haya y el Mercosur que se trataba de la violación de una norma internacional?
En julio de 2006, La Haya negó la medida solicitada por Argentina para frenar las obras de Botnia. El mismo tribunal rechazó, en enero de 2007, la acción pedida por Uruguay para que Argentina pusiera fin a los cortes. En setiembre, un tribunal del Mercosur dijo que Argentina debía haber tomado medidas para prevenir los cortes. Acotemos aquí que la conducta del gobierno argentino con los piquetes no empezó ni es exclusiva del corte del puente San Martín.
El clima enrarecido a nivel de los gobiernos no cambia. Los pobladores de Gualeguaychú extraen muestras del agua y el aire de la zona, pero no conocen los resultados, porque los maneja sólo el gobierno nacional. Por órdenes de la cancillería uruguaya, los intendentes del litoral no pudieron asistir a una mesa redonda televisada del lado argentino.
Si alguien cree que Gualeguaychú es un caso único orquestado para perjudicar a Uruguay, debe saber que en Argentina hay más de 50 asambleas autoconvocadas de ciudadanos o pobladores para luchar “contra el saqueo y la contaminación”. Existen movimientos similares en otros países de la región, desde Chile, pasando por Bolivia, Perú y Colombia, hasta México.
No constituye ningún descubrimiento original hablar de estos movimientos que parecen ser tan difíciles de reconocer hoy en Uruguay. Forma parte de la función del periodista dar cuenta de los actores que inciden en una situación. Otros colegas, como Raúl Zibechi, han investigado mucho más estos fenómenos políticos, pero quizás algunos prefieran verlos como ajenos.
Sobre la asamblea de Gualeguaychú gravitan diversos sectores, con mayor o menor peso, pero esto no alcanza para ignorarla como interlocutor válido (tal como se trata a un gremio, asociación civil, etcétera) en tanto entidad representativa de esa población. Es falso que el corte lo mantiene una minoría radical y el aporte financiero de algunos intereses. Si la mayoría de Gualeguaychú no lo apoyara, ocurriría lo mismo que en Colón o Concordia, donde no se sostiene.
Confirma al artículo original que se aprueben las críticas hacia los argentinos y se rechace con ardor lo que nos cuestiona a los uruguayos. Desde los años sesenta aprendimos a desconfiar del nacionalismo que coincide con la conveniencia de desviar conflictos internos.
Ya que se indignan con Gualeguaychú, ¿porqué no hacen igual con el “piquete” legal que permite una concentración y extranjerización de la tierra sin precedentes en el país?, ¿o con el “piquete” de la forestación, que arrasa pueblitos enteros de la campaña, que le saca el agua a centenares de productores y que da tan poco trabajo?, ¿o con ese “piquete” blindado en la zona franca, que sólo paga unos aportes al BPS y produce celulosa con agua gratis del río Uruguay?
Las festejadas estadísticas sobre inversión extranjera, producción industrial y aumento del PIB sólo reflejan el negocio de un puñado de empresas, mientras el MIDES sigue pidiendo dineros para capear la crisis social. Estos son los problemas que tenemos los uruguayos.
(*) Columnista del semanario Brecha de Montevideo. La nota fue publicada el viernes 6 de febrero.
(fuente)
2 comentarios:
Muy buena nota, y más aún tratandose de un medio de prensa uruguayo.
Ojalá el hermano pueblo Oriental entienda que esta lucha es contra Botnia y las pasteras que pretendan instalarse en nuestro río, y no en contra de ellos.
A unirse con los hermanos uruguayos en contra de Botnia !!!
Con Artigas, con el Che...
FACUNDO: si te interesa dar a conocer tus ideas o noticias, te invito a registrarte en http://gualeguaychusocial.ning.com/
Saludos.
Publicar un comentario