Analfabetismo ambiental en Argentina

jueves, 19 de febrero de 2009
¿Problema cultural o falta de información? - 19/02/2009



En la Editorial II estarán y participarán los que no quieren vivir en las sombras de la desinformación y privilegian la información que les es negada sistemáticamente por los medios masivos.
Invitamos a todas las personas a las que les interese expresarse a que participen sin ideologías o personalismos en esta cadena de dejar registrados los reclamos silenciosos o huérfanos de repercusión pública, a través de la fotografía que es lo que sabemos hacer.
 
Una sola contaminación ?
Analfabetismo ambiental en Argentina
(Una charla conmigo mismo)
-Es una cuestión cultural.
-¡No!, es falta de información.
-¡Qué va a ser!, somos una manga de mal educados.
Esas son algunas de las expresiones que escucho, cuando no queda otra posibilidad que hablar acerca de ciertos problemas ambientales, que generalmente afectan directamente la salud de los pobladores.
Se plantea una dicotomía sobre la situación socio-ambiental, en general, de una manera inverosímil desde el sentido común y más aún si se aplica la lógica pura.
El pensamiento frecuente dice: -Critico lo que me afecta, acepto lo que me beneficia. ¿El bien común?, -Bien Gracias! ¿La solidaridad y esas cosas? -¡Vaya uno a saber!
Resultado final, el medio ambiente me interesa si me afecta o molesta a algún apego cercano. Si algo contamina, pero me beneficia materialmente…- ¡y bueno, ya va a pasar!
Entonces…

-¿Problema cultural o falta de información?

-¡No!, de formación, cosas que se deben “aprehender” y luego informar a los que me siguen, de generación en generación, de manera tal que se logre constituir “lo cultural”.

-Entonces, ¿estamos hundidos en la ignorancia ambiental?

-¡No!, en el analfabetismo ambiental. Esta situación tiene un agravante, podemos ser analfabetos, podemos ser ignorantes de casi todo lo otro… Pero, no conocer el “a-b-c” del lugar que nos rodea y rodeará a nuestros hijos y nietos; no interesarse por esa gran nave que nos transporta por la galaxia, nos convierte en un peligro para la propia especie e incluso la biosfera toda.

-¡Esto es como el cuento de la buena pipa!

-Existen distintas maneras, en que la sociedad, se ve atrapada en los laberintos de la ignorancia, no se debe, ni se puede desconocer este tema.

“Los menos” de la sociedad, bucean en los mares de la comodidad y “los más”, en una pasividad asistencialista. En estos casos “los menos” tiene más poder remunerativo pero se encuentran encadenados al deseo y la insatisfacción permanente, mientras que “los más” están sumidos en un ciclo de empobrecimiento que es de no tener fin. Ambos enfrentados, subjetivamente, porque pareciera que lo bueno que le pasa a uno va en detrimento del otro, invariablemente.

Aunque de manera muy sucinta, esta es la descripción de una situación social que lleva instalada en nuestro país, desde antes de ser tal, pero con el sinergismo de un sistema económico emplazado desde la época del régimen militar a mediados de lo ’70, que posteriormente, no necesitó de más golpes para hacerse valer, sino que mutó dentro de un estado de democracia que le permitió, siendo su propio enemigo, cometer los crímenes de manera sutil, pero con la misma crueldad de aquellos días.

-Pero… ¿qué te pasa? Salís hablando de política…

-Es que lo ambiental sin lo social pierde su sentido primigenio y lo social sin lo político igual, aplico el carácter transitivo y está todo aclarado. El problema es cuando se habla sin ton ni son.

Todos somos legos en algunos temas, pero ignorantes de muchos otros. Son incontables los que creen saberlo todo y tocan de oído de manera muy desafinada, porque… se los dijo un amigo que sabe.
Existen formas de ver y de opinar sobre muchos temas que no afectan considerablemente un tipo de sentir u otro, pero cuando en lo opinable va la vida, la cosa se complica.

-¿Qué entendés por “vida”?

-Cuando digo vida, no me refiero a “mi” vida, sino a “la” vida, mía o del cualquier otro. Esa vida, la de todos, hoy está en juego y es necesario, sí o sí de educación ambiental.

-Pero, ya existe y no pasa nada.

-La educación ambiental ha llegado hace rato, aunque la mayor parte de los decisores lo ignoraban, se hizo omnipresente debido a que la situación socio-ambiental se tornó insostenible, a punto tal que tomó valor de “costo político”, entonces, en la actualidad, se le debe prestar atención.

Hoy se encuentra inserta en la nueva ley de educación, pero debería estarlo desde hace ya mucho tiempo.

La educación ambiental forma al individuo a través de valores, aporta a la formación de ciudadanos sustentables.

Desde el poder se habla mucho de desarrollo sustentable y me gustaría hacer una consulta popular, para saber cuantos son los que saben qué es el desarrollo sustentable.

Sin ir más lejos, en un programa televisivo se planteaba la problemática de la pastera Botnia y se entrevistaba a personas de ambas orillas del Río Uruguay. Los discursos eran, obviamente, opuestos en absoluto, pero uno y otro alardeaban en pos del desarrollo sustentable.

-¿Qué quiere decir eso? , ¿existe un modelo de desarrollo sustentable para Uruguay y otro para la Argentina?.

-¡No!, existe un desconocimiento de cierta terminología que llega tarde a las escuelas de ambas orillas, o de una al menos.

-Ahora, ¿qué pasa si un docente cree que su formación cultural, obsoleta, está por sobre esta cuestión socio-ambiental/global/local, hoy?

-Es un tema que deberá resolverse desde el mismo poder político y sindical. Todos deben llegar a un acuerdo, todos deben usar un mismo criterio y sentar prioridades.

Los docentes formamos a los que los sociólogos llaman, en muchos casos, “actores sociales”. Estos actores sociales de desenvuelven en un “escenario social”. Ese escenario es el propio ambiente humano, viciado de corrupción, falta de valores, anarquía familiar, por lo tanto, desorden, descontrol, violencia (en todas sus interpretaciones), cigarrillos, alcohol, drogas y la consiguiente ignominia.
Ese escenario se está desmoronando, pero no podemos si quiera apuntalarlo, si no hablamos un mismo idioma.

No podemos pretender, jóvenes sanos en cuerpo y alma, si estamos siendo manejados por un sistema económico que apunta a lo contrario de lo que queremos hacer. Si no entendemos que el procedimiento es “pan para pocos, hambre para muchos”.

¿Es posible decir?: - yo solo quiero que mis jóvenes no se droguen y alcoholicen.

En una sociedad en la que vale más tener un celular que terminar los estudios. Donde es mal visto ser estudioso, ser virgen a los 15, donde valor y precio es lo mismo… Donde esa sociedad premia con casi 40 puntos de raiting diarios, a un programa televisivo, en el que su animador desaloja familias Mapuches de sus ancestrales tierras. El grueso de la población, que debería condenar este tipo de actos, se encuentra aletargada por un caño, un sueño y un patín.

Donde un “Big Brother” maneja sus actos sentando líneas de comportamiento…

Andaba muy enojado terminando el 2007, pero el 12 de diciembre, hace menos de un mes, me encontré, a las 12 del medio día, en la Ciudad de Buenos Aires, por la Avenida de Mayo, con grupos representativos de lugares afectados por problemas socio-ambientales (más de doscientas delegaciones), llegados de puntos distantes y distintos de nuestra patria.

Y me dije: -podríamos provocar una epidemia, que “enferme” a todos de solidaridad, que muestre el verdadero sentido de la equidad, que derrote la xenofobia, que permita ver en el otro a uno mismo, que el trabajo sea sinónimo de dignidad, nuevamente.

En la cual la familia vuelva a ser la unidad de medida de la grandeza de un país. Un país libre de contaminación ambiental y moral. Donde todos estemos alfabetizados ambientalmente, para poder lograr ser soberanos de una vez y para siempre.

Lic. Carlos Enrique Mora
(fuente)

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