miércoles, 28 de mayo de 2008
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Zona de Plaza de Mayo y Tribunales - 28/05/2008
Buenos Aires es muchas cosas: el tango, el mate, el cielo azul y las veredas de barrio. Y muchas de las cosas que hacen a la ciudad se concentran en los dos kilómetros que unen la Casa Rosada con el Congreso de la Nación. Delante de cada uno de esos edificios hay una plaza histórica: la Plaza de Mayo de un lado, la Plaza del Congreso del otro. Y en el medio hay una avenida.
El trazado de Avenida de Mayo, en 1894, fue una de las grandes reformas urbanas de Buenos Aires. Es escenario privilegiado de las manifestaciones políticas desde las épocas de la revolución homónima hasta hoy. Y es también, dicen los que saben, un concentrado de la más bella arquitectura de la ciudad. Vaya como botón de muestra el imponente Palacio Barolo, con su pasaje, construido por el arquitecto Mario Palanti en 1919.
También el tango tiene su lugar en la Avenida de Mayo. Bares notables como el histórico Los 36 Billares se prestan para el canto y el baile. La Academia Nacional del Tango tiene su sede en el número 833, vecina al mítico Café Tortoni, donde tomaron café y hablaron de arte Carlos Gardel y Jorge Luis Borges, Alfonsina Storni, Raúl González Tuñón y Federico García Lorca.
Y es Lorca uno de los personajes eternos de la Avenida. El escritor español se alojó en el Hotel Castelar durante su estancia en la Argentina. Estaba en el corazón del barrio hispánico, que aún hoy muestra con orgullo las zarzuelas del Teatro Avenida, el monumento al Quijote y una concentración de tablaos de flamenco, junto a restaurantes que ofrecen la mejor cocina ibérica del país.
Incluso el subte es histórico en la Avenida de Mayo: bajo su asfalto corre la línea A, la más antigua de América latina, que aún conserva sus vagones de madera. En la estación Perú puede verse una exposición permanente de objetos antiguos.
Hasta el 18 de mayo, la Gran Vía se revitalizará con visitas guiadas y espectáculos teatrales y musicales, que resaltarán su herencia hispana, su espíritu tanguero y su porteñidad irreductible.
Buenos Aires es muchas cosas: el tango, el mate, el cielo azul y las veredas de barrio. Y muchas de las cosas que hacen a la ciudad se concentran en los dos kilómetros que unen la Casa Rosada con el Congreso de la Nación. Delante de cada uno de esos edificios hay una plaza histórica: la Plaza de Mayo de un lado, la Plaza del Congreso del otro. Y en el medio hay una avenida.
El trazado de Avenida de Mayo, en 1894, fue una de las grandes reformas urbanas de Buenos Aires. Es escenario privilegiado de las manifestaciones políticas desde las épocas de la revolución homónima hasta hoy. Y es también, dicen los que saben, un concentrado de la más bella arquitectura de la ciudad. Vaya como botón de muestra el imponente Palacio Barolo, con su pasaje, construido por el arquitecto Mario Palanti en 1919.
También el tango tiene su lugar en la Avenida de Mayo. Bares notables como el histórico Los 36 Billares se prestan para el canto y el baile. La Academia Nacional del Tango tiene su sede en el número 833, vecina al mítico Café Tortoni, donde tomaron café y hablaron de arte Carlos Gardel y Jorge Luis Borges, Alfonsina Storni, Raúl González Tuñón y Federico García Lorca.
Y es Lorca uno de los personajes eternos de la Avenida. El escritor español se alojó en el Hotel Castelar durante su estancia en la Argentina. Estaba en el corazón del barrio hispánico, que aún hoy muestra con orgullo las zarzuelas del Teatro Avenida, el monumento al Quijote y una concentración de tablaos de flamenco, junto a restaurantes que ofrecen la mejor cocina ibérica del país.
Incluso el subte es histórico en la Avenida de Mayo: bajo su asfalto corre la línea A, la más antigua de América latina, que aún conserva sus vagones de madera. En la estación Perú puede verse una exposición permanente de objetos antiguos.
Hasta el 18 de mayo, la Gran Vía se revitalizará con visitas guiadas y espectáculos teatrales y musicales, que resaltarán su herencia hispana, su espíritu tanguero y su porteñidad irreductible.
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