domingo, 17 de febrero de 2008
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Las posibles implicancias del pronunciamiento de La Haya Moreno Navarro: “La Corte nunca dará permiso a Botnia para contaminar” - 17/02/2008
Fabián Moreno Navarro analizó las implicancias del fallo de La Haya.
Con esta expresión el abogado de la Asamblea Ciudadana Ambiental, Fabián Moreno Navarro, desmontó el discurso de que Gualeguaychú “debe acatar el fallo de La Haya”. Como si fuera posible una sentencia que pudiera decretar que no habrá contaminación u obligara a los vecinos a volverse a sus casas. Pero un fallo de esa naturaleza es inimaginable, explicó el letrado. Lo que se ventila en el tribunal internacional, en realidad, es la legalidad o no de la autorización a Botnia, y en todo caso obligará sobre todo al Uruguay, dijo.
Por otra parte: ¿por qué plantear la situación desde la derrota judicial? Eso razonó Fabián Moreno Navarro, quien dialogó con diario El Día de Guañeguaychú acompañado del asambleísta Osvaldo Moussou.
Se ha puesto sobre el tapete qué puede pasar tras el fallo de La Haya. Mejor dicho, si Gualeguaychú lo aceptará, en caso de que le fuera desfavorable. Ha habido una particular insistencia de los medios nacionales de plantear así las cosas.
El tópico ha generado, lógicamente, inquietud a nivel local. ¿Esta lectura por anticipado es la correcta? ¿Qué se juega, finalmente, en el tribunal internacional? Para contestar estas inquietudes el matutino convocó a los asambleístas Fabián Moreno Navarro y Osvaldo Moussou.
Pero fue Moreno Navarro, quien como abogado de la Asamblea Ambiental, se encargó de despejar dudas. Y sobre todo de rebatir los argumentos en danza. A continuación, se transcriben primero los dichos del letrado, separados en tópicos. Y luego, el diálogo que mantuvo con los periodistas.
¿Por qué asumir una posición derrotista?: “Esto de que Gualeguaychú tiene que acatar el fallo, tiene algo subyacente que es muy embromado. Y es que vamos a perder. Eso está planteado desde la derrota. Yo nunca me voy a poner en esta posición. Eso lo plantean los medios de prensa de Buenos Aires, a través de una campaña por la cual buscan explotar algunas debilidades que ellos creen existen en el movimiento de Gualeguaychú. Y esto con el objeto de desprestigiarlo.
Es decir, es un planteo que surge desde una postura de derrota. Pero que nosotros, quienes luchamos por esta causa, no debemos asumir. Porque además nos pondríamos, así, en una posición peligrosa.
No podemos asumir una posición de derrota, cuando nosotros estamos convencidos que tenemos derecho. Si el tribunal va a hacer lugar a ese derecho o no, depende de intereses ajenos a nosotros. Es como cualquier abogado en cualquier pleito: está convencido que su cliente merece una protección judicial.
Aunque en nuestro caso hay una diferencia respecto a lo que es una acción judicial de derecho interno o de derecho común. Y es que hay una cierta informalidad en lo que esa Corte puede fallar. No necesariamente ese fallo va a incluir todas las pretensiones o se va a ceñir a lo que las partes han planteado.
Quiere decir que la Corte tiene bastante libertad para moverse. Y no sólo es hoy muy difícil anunciar el resultado del planteo que Argentina ha llevado, sino que se nos escapan todas las connotaciones que puede tener ese fallo”.
Botnia no tendrá permiso para contaminar: “Hay una cosa que vengo diciéndoles a los amigos asambleístas, que están expuestos a los medios, para que no caigan en la trampa a la cual los quieren llevar.
Y es esto: hay una sola cosa que la Corte no va a decir, y es que Botnia puede contaminar el río Uruguay. No va a autorizar a contaminar. A ver si nos entendemos.
La lucha de Gualeguaychú es por proteger sus recursos naturales. En este sentido, no es que nosotros tengamos que acatar o no el fallo. Si nosotros seguimos sosteniendo que esa empresa a corto, mediando o largo plazo va a causar perjuicios, nosotros vamos a poder seguir planteando nuestra queja en ese tribunal internacional, o en otro cualquiera. Porque en realidad lo que se está discutiendo, esencialmente, es si la autorización es legal o ilegal.
También se discute el tema de la contaminación, pero sobre esto puede haber pruebas suficientes o no al momento de dictarse el fallo. Y sobre el particular, no conocemos la presentación definitiva que hizo Argentina y la prueba que presentó. Porque todos los hechos sobrevinientes, se van incorporando a la causa. Por eso hoy es difícil saber en qué contexto va a fallar el tribunal”.
Una analogía accesible: “Pero vuelto al concepto anterior: nosotros le negamos la licencia social, como comunidad, a una empresa que consideramos -porque así lo dicen todos los estudios técnicos- que va a causar un deterioro muy serio en el medio ambiente. Y esto no se va a ver afectado por ninguna sentencia judicial. Porque La Haya, en el peor de los casos para nosotros -que yo descarto-, va a decir que la autorización fue legal. Pongamos un ejemplo local: se presenta una industria nueva en Gualeguaychú, que quiere radicarse en el Parque Industrial, y presenta estudios de impacto ambiental. Finalmente, Corporación del Desarrollo le da el okey. Esa fábrica, entonces, se pone en funcionamiento. Pero resulta que a los tres meses la planta de tratamiento colapsa porque lo que está arrojando esa industria es intratable, y por esta vía se contamina el río. ¿Qué pasa? Pues esa fábrica se cierra al otro día”.
Lo que realmente importa: “La autorización, es cierto, es muy importante. Saber si es legal o no. Y en este sentido, nosotros sostenemos con mucho fundamento que Uruguay, deliberadamente, no nos consultó, y esto para no ir a La Haya (los uruguayos lo han reconocido: si consultábamos a los argentinos, hubiéramos tenido que ir a La Haya).
Esta mala fe, creo, no la puede convalidar ningún tribunal, y sería vergonzoso que lo haga, ¡pero como yo no soy juez...! Ninguna comunidad se moviliza para defender un papel, como es el Tratado del Río Uruguay. A nosotros nos anima la defensa del río Uruguay y todo su medio ambiente. No hay sentencia de La Haya que pueda impedir que Gualeguaychú siga luchando por la defensa del medio ambiente.
Y si ese tribunal, en otra hipótesis posible de sentencia, considera que todavía no está convencido de que esa industria vaya a contaminar, aunque dijera que se violó el Estatuto del Río Uruguay, porque no hubo consulta previa, eso de ninguna manera va a restarle ningún argumento a nuestra lucha. Es más, va a ratificar lo que hemos venido diciendo: que esa radicación no se hizo conforme a derecho. Y la prueba de la contaminación también nos dará la razón, en el sentido de que Botnia no puede trabajar allí. Eso, obviamente, no es lo que queremos. Nosotros queremos la hipótesis de máxima: que se la declare ilegal y se la desmantele o se cierre”.
El fallo se impone por sí mismo: “El fallo es de cumplimiento obligatorio, y por eso fuimos a La Haya. Lo que digo es que el fallo se impone por sí mismo. Y esto va contra la falacia que han hecho circular los medios. ¿Por qué se impone por sí mismo? Dirá que es legal o ilegal la autorización a Botnia. Suponiendo que el tribunal decretara la ilegalidad de Botnia -con medidas accesorias por ejemplo de paralización o cierre- la que queda obligada es Uruguay. Y si decretase la legalidad, ¿qué podríamos hacer nosotros? El fallo simplemente se impone por sí mismo.
Si hubiera una medida respecto a la fábrica -cualquiera sea ella, y puede haber diversas- Uruguay está obligado a cumplirla (...) La Haya es el tribunal principal de la ONU. Y ambos Estados le dieron competencia por un tratado especial para este tema. De manera que no sólo es obligatorio. Sino que en el caso de no cumplirse el fallo por cualquiera de las partes -pensemos en el Uruguay respecto de Botnia- se pueden pedir sanciones en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, y Argentina tiene medidas muy severas para tomar, en caso de incumplimiento uruguayo. Pero insisto, el fallo se va a hacer efectivo por sí mismo”.
Uruguay quedaría más obligado
- El gobierno insiste con que hay que “acatar” el fallo. E inmediatamente vincula esto con la liberación del corte de la ruta internacional. ¿Qué relación hay entre una sentencia y esa medida de la Asamblea?
- Sea cual sea la naturaleza del fallo que emita La Haya, de ninguna manera va a dictar una medida contra el corte, porque ya no lo hizo. Uruguay ya cometió el error de pedirla, y le fue mal. Por tanto, no hay ninguna relación entre ambas cosas. Yo siempre sostuve que Uruguay cometió un grave error al pedir al tribunal el levantamiento del corte. En vez de eso, hubiera podido tomar la decisión de, simplemente, denunciar que existía este tipo de medida. Pero hizo un pedido, el cual fue rechazado. Lo que digo es que la Corte tiene amplitud para resolver los temas que no están resueltos. Y este tema del corte ya lo resolvió.
- Imaginemos que se declara ilegal la autorización a Botnia. ¿Eso supondría que hay que desandar todo el proceso hasta aquí?
- El tribunal podría, en efecto, decir que se retrotraiga todo. Que se vuelva al inicio, concretamente al proceso de consulta que no se dio. Pero esto, entre otros posibles pasos que podría dar el tribunal. Habría en realidad varias hipótesis de solución en este caso.
- ¿Y suponiendo un fallo negativo? ¿Qué alcance tendría sobre Gualeguaychú?
- Insisto con el ejemplo que di de una posible instalación de una fábrica en el Parque Industrial. No hay ninguna sentencia que vaya a convalidar que se pueda contaminar el curso de agua. Y si al mes siguiente de un fallo que no nos diera razón -como parecen alentar los medios nacionales- se comprobara que hay una mancha en el río y mortandad de peces. En ese caso, recurriremos a ese tribunal y a los tribunales uruguayos y a los nuestros reclamando el cierre de la planta, hasta que se sepa qué está pasando. Porque el Estatuto del Río Uruguay no sólo prevé el mecanismo de la consulta previa -y esto está muy bien- sino que sanciona el daño sensible a los recursos compartidos. Y esto del daño transfronterizo también es competencia de la CARU. Aclaro además que hay un principio general de derecho internacional -y por tanto involucra a todas las naciones- según el cual ningún Estado puede tener actividades en su territorio que generen daño en territorio de otros Estados. Lo que quiero decir, por tanto, que ningún fallo nos va a obstaculizar seguir luchando por mantener el río Uruguay en el estado en que se encuentra.
- ¿En qué podría quedar el reclamo de relocalización?
- Esta bandera la planteamos como Asamblea. El juicio de La Haya no habla de relocalización. Nosotros cuestionamos la localización. Sabemos que la actual ubicación es inconveniente y va a generar daños. Si Uruguay la quiere relocalizar o no, es un problema de ella. Nosotros, en este sentido, no podemos opinar sobre cualquier instalación fabril que haga Uruguay, por más que discutamos el modelo de desarrollo que eso entraña. No hay que olvidarse que con el tema de la relocalización Uruguay ha hecho campaña, hablando del ‘paternalismo’ que quieren ejercer los argentinos.
La novedad del planteo
- ¿Qué antecedentes jurídicos internacionales tiene este caso?
- Hay antecedentes. Pero una cosa hay que decir: los juicios de La Haya suelen llegar a conciliaciones entre las partes, antes que ha sentencias. Y hay un caso muy parecido con represas, que derivó en un acuerdo. Primero hubo una conformidad para hacerla en común, entre Checoslovaquia y Hungría. Pero después Checoslovaquia sufrió un proceso de separación, y entonces esa conformidad inicial se cayó. Se pretendió continuar con la obra, pero hubo planteos judiciales en contrario. Finalmente, a instancias de La Haya, se llegó a un acuerdo. Donde sí ha habido pleitos sobre contaminación trans-fronteriza, y muy importantes, es en la Comunidad Económica Europea. Son pleitos muy importantes donde se ha resuelto a favor de los dañados -obviamente estamos hablando de daños ya consolidados- y se ha dado jurisdicción a los países donde estaba el daño. Y es jurisprudencia que nosotros estamos citando.
- ¿Pero dónde está la novedad de este pleito, alrededor del Tratado del Río Uruguay y de Botnia?
- El mundo hasta hoy no ha tenido un sistema internacional que pueda pasar por encima de las soberanías nacionales para resolver un tema como la contaminación. En el mundo se está trabajando en tratados multilaterales. No bilaterales, como el que tienen Argentina y Uruguay. En el marco de la ONU, hay decenas de juristas trabajando en un tratado multilateral orientado a la protección de los recursos naturales compartidos. Que básicamente pretende prevenir la contaminación trans-fronteriza. El mundo va hacia eso.
Y en nuestro caso, no me imagino a la Corte de La Haya, tribunal superior de la ONU, yendo a contrapelo de esta tendencia.
Hay un convenio, por ejemplo, que trata todos los conflictos sobre ríos compartidos, por situaciones distintas a la navegación, que por lo general acapararon las regulaciones. En este sentido, aguardo un fallo que sin desmerecer las soberanías nacionales, plantee que este tipo de conflicto rebasa esa soberanía. Hay decisiones que se toman a nivel macro, donde los Estados tienen poco para hacer. Por otra parte, hay que dejar en claro que el derecho ambiental internacional es muy particular. Si se aplica este derecho, creo que el fallo tiene que ser favorable a Gualeguaychú.
- ¿Cómo habría que leer esto de que hay que “acatar el fallo de La Haya”? ¿Por qué el gobierno se prende a esta consigna, si en el fondo, como usted explica, es equívoca? ¿Acaso no va dirigida, en el fondo, a parar la protesta de Gualeguaychú?
- No especularía con esto. No tengo ningún elemento de juicio que me indique que el gobierno quiere la desmovilización. En cuanto a los medios, está claro que Clarín ha tomado una postura tendiente a destruir el movimiento de Gualeguaychú. Y esto desde el momento que inventa información, que pone en tapa. También La Nación tiene un sesgo editorial importante contra Gualeguaychú. De una cosa sí estoy convencido: si hay algo que sostiene el reclamo jurídico a nivel internacional eso es la movilización de Gualeguaychú. Es más -y esta es la primera vez que lo digo- creo que debiera haber una representación de la Asamblea el día en que se dicte la sentencia en La Haya. Esto ya debería saberse. Es muy importante que se sienta a nivel internacional que aquí hay una comunidad que está de pie detrás de este asunto. Que aquí no hay formalidades, sino un interés social real por proteger una cuenca como la del Río Uruguay.
- ¿Cuándo ocurriría, según sus cálculos, el mentado fallo de La Haya?
- Vamos a las cosas concretas. En julio presenta Uruguay su última réplica. Luego hay algunas audiencias testimoniales, alegatos verbales, y después entonces se pasa a sentencia. Es decir, se acaba el trámite judicial y entra a despacho de los jueces para que dicten sentencia. El tiempo que los jueces van a tomar para dictar el fallo, no lo podría decir. Estimo, eso sí, que el trámite va a estar terminado este año. Ahora, si van a dictar sentencia antes de fin de año o no, eso no lo sé.
Moreno Navarro señaló : “Todos los informes técnicos dicen -lo ha explicado muy bien el ingeniero químico Elías Matta- que una planta con el volumen de producción de Botnia, con esa tecnología, y en ese lugar, no puede sino causar graves daños al medio ambiente.
Todas las personas que nos merecen confianza -y que no son anti-celulosa- dicen que no hay tecnología suficiente que pueda impedir este efecto negativo. Y Matta dice algo importante: es cierto que las industrias más viejas contaminaban más. Pero más por tonelada. ¿Qué quiere decir esto? Que en proporción, una pequeña fábrica con tecnología vieja, tenía una cierta contaminación por tonelada. Ahora las plantas modernas plantas contaminan menos por tonelada ¡pero resulta que producen diez veces más!. Con lo cual la contaminación final es mayor. Los estándares internacionales estipulan cuánto se puede contaminar por tonelada, pero no dice cuántas toneladas se pueden producir.
Esta es la falacia de la normativa europea: dice cuánta contaminación se puede producir por tonelada, pero se calla sobre los volúmenes de producción. Con lo cual el argumento de Botnia de que está ajustado a la norma europea, es un engaño.
Fabián Moreno Navarro analizó las implicancias del fallo de La Haya.
Con esta expresión el abogado de la Asamblea Ciudadana Ambiental, Fabián Moreno Navarro, desmontó el discurso de que Gualeguaychú “debe acatar el fallo de La Haya”. Como si fuera posible una sentencia que pudiera decretar que no habrá contaminación u obligara a los vecinos a volverse a sus casas. Pero un fallo de esa naturaleza es inimaginable, explicó el letrado. Lo que se ventila en el tribunal internacional, en realidad, es la legalidad o no de la autorización a Botnia, y en todo caso obligará sobre todo al Uruguay, dijo.
Por otra parte: ¿por qué plantear la situación desde la derrota judicial? Eso razonó Fabián Moreno Navarro, quien dialogó con diario El Día de Guañeguaychú acompañado del asambleísta Osvaldo Moussou.
Se ha puesto sobre el tapete qué puede pasar tras el fallo de La Haya. Mejor dicho, si Gualeguaychú lo aceptará, en caso de que le fuera desfavorable. Ha habido una particular insistencia de los medios nacionales de plantear así las cosas.
El tópico ha generado, lógicamente, inquietud a nivel local. ¿Esta lectura por anticipado es la correcta? ¿Qué se juega, finalmente, en el tribunal internacional? Para contestar estas inquietudes el matutino convocó a los asambleístas Fabián Moreno Navarro y Osvaldo Moussou.
Pero fue Moreno Navarro, quien como abogado de la Asamblea Ambiental, se encargó de despejar dudas. Y sobre todo de rebatir los argumentos en danza. A continuación, se transcriben primero los dichos del letrado, separados en tópicos. Y luego, el diálogo que mantuvo con los periodistas.
¿Por qué asumir una posición derrotista?: “Esto de que Gualeguaychú tiene que acatar el fallo, tiene algo subyacente que es muy embromado. Y es que vamos a perder. Eso está planteado desde la derrota. Yo nunca me voy a poner en esta posición. Eso lo plantean los medios de prensa de Buenos Aires, a través de una campaña por la cual buscan explotar algunas debilidades que ellos creen existen en el movimiento de Gualeguaychú. Y esto con el objeto de desprestigiarlo.
Es decir, es un planteo que surge desde una postura de derrota. Pero que nosotros, quienes luchamos por esta causa, no debemos asumir. Porque además nos pondríamos, así, en una posición peligrosa.
No podemos asumir una posición de derrota, cuando nosotros estamos convencidos que tenemos derecho. Si el tribunal va a hacer lugar a ese derecho o no, depende de intereses ajenos a nosotros. Es como cualquier abogado en cualquier pleito: está convencido que su cliente merece una protección judicial.
Aunque en nuestro caso hay una diferencia respecto a lo que es una acción judicial de derecho interno o de derecho común. Y es que hay una cierta informalidad en lo que esa Corte puede fallar. No necesariamente ese fallo va a incluir todas las pretensiones o se va a ceñir a lo que las partes han planteado.
Quiere decir que la Corte tiene bastante libertad para moverse. Y no sólo es hoy muy difícil anunciar el resultado del planteo que Argentina ha llevado, sino que se nos escapan todas las connotaciones que puede tener ese fallo”.
Botnia no tendrá permiso para contaminar: “Hay una cosa que vengo diciéndoles a los amigos asambleístas, que están expuestos a los medios, para que no caigan en la trampa a la cual los quieren llevar.
Y es esto: hay una sola cosa que la Corte no va a decir, y es que Botnia puede contaminar el río Uruguay. No va a autorizar a contaminar. A ver si nos entendemos.
La lucha de Gualeguaychú es por proteger sus recursos naturales. En este sentido, no es que nosotros tengamos que acatar o no el fallo. Si nosotros seguimos sosteniendo que esa empresa a corto, mediando o largo plazo va a causar perjuicios, nosotros vamos a poder seguir planteando nuestra queja en ese tribunal internacional, o en otro cualquiera. Porque en realidad lo que se está discutiendo, esencialmente, es si la autorización es legal o ilegal.
También se discute el tema de la contaminación, pero sobre esto puede haber pruebas suficientes o no al momento de dictarse el fallo. Y sobre el particular, no conocemos la presentación definitiva que hizo Argentina y la prueba que presentó. Porque todos los hechos sobrevinientes, se van incorporando a la causa. Por eso hoy es difícil saber en qué contexto va a fallar el tribunal”.
Una analogía accesible: “Pero vuelto al concepto anterior: nosotros le negamos la licencia social, como comunidad, a una empresa que consideramos -porque así lo dicen todos los estudios técnicos- que va a causar un deterioro muy serio en el medio ambiente. Y esto no se va a ver afectado por ninguna sentencia judicial. Porque La Haya, en el peor de los casos para nosotros -que yo descarto-, va a decir que la autorización fue legal. Pongamos un ejemplo local: se presenta una industria nueva en Gualeguaychú, que quiere radicarse en el Parque Industrial, y presenta estudios de impacto ambiental. Finalmente, Corporación del Desarrollo le da el okey. Esa fábrica, entonces, se pone en funcionamiento. Pero resulta que a los tres meses la planta de tratamiento colapsa porque lo que está arrojando esa industria es intratable, y por esta vía se contamina el río. ¿Qué pasa? Pues esa fábrica se cierra al otro día”.
Lo que realmente importa: “La autorización, es cierto, es muy importante. Saber si es legal o no. Y en este sentido, nosotros sostenemos con mucho fundamento que Uruguay, deliberadamente, no nos consultó, y esto para no ir a La Haya (los uruguayos lo han reconocido: si consultábamos a los argentinos, hubiéramos tenido que ir a La Haya).
Esta mala fe, creo, no la puede convalidar ningún tribunal, y sería vergonzoso que lo haga, ¡pero como yo no soy juez...! Ninguna comunidad se moviliza para defender un papel, como es el Tratado del Río Uruguay. A nosotros nos anima la defensa del río Uruguay y todo su medio ambiente. No hay sentencia de La Haya que pueda impedir que Gualeguaychú siga luchando por la defensa del medio ambiente.
Y si ese tribunal, en otra hipótesis posible de sentencia, considera que todavía no está convencido de que esa industria vaya a contaminar, aunque dijera que se violó el Estatuto del Río Uruguay, porque no hubo consulta previa, eso de ninguna manera va a restarle ningún argumento a nuestra lucha. Es más, va a ratificar lo que hemos venido diciendo: que esa radicación no se hizo conforme a derecho. Y la prueba de la contaminación también nos dará la razón, en el sentido de que Botnia no puede trabajar allí. Eso, obviamente, no es lo que queremos. Nosotros queremos la hipótesis de máxima: que se la declare ilegal y se la desmantele o se cierre”.
El fallo se impone por sí mismo: “El fallo es de cumplimiento obligatorio, y por eso fuimos a La Haya. Lo que digo es que el fallo se impone por sí mismo. Y esto va contra la falacia que han hecho circular los medios. ¿Por qué se impone por sí mismo? Dirá que es legal o ilegal la autorización a Botnia. Suponiendo que el tribunal decretara la ilegalidad de Botnia -con medidas accesorias por ejemplo de paralización o cierre- la que queda obligada es Uruguay. Y si decretase la legalidad, ¿qué podríamos hacer nosotros? El fallo simplemente se impone por sí mismo.
Si hubiera una medida respecto a la fábrica -cualquiera sea ella, y puede haber diversas- Uruguay está obligado a cumplirla (...) La Haya es el tribunal principal de la ONU. Y ambos Estados le dieron competencia por un tratado especial para este tema. De manera que no sólo es obligatorio. Sino que en el caso de no cumplirse el fallo por cualquiera de las partes -pensemos en el Uruguay respecto de Botnia- se pueden pedir sanciones en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, y Argentina tiene medidas muy severas para tomar, en caso de incumplimiento uruguayo. Pero insisto, el fallo se va a hacer efectivo por sí mismo”.
Uruguay quedaría más obligado
- El gobierno insiste con que hay que “acatar” el fallo. E inmediatamente vincula esto con la liberación del corte de la ruta internacional. ¿Qué relación hay entre una sentencia y esa medida de la Asamblea?
- Sea cual sea la naturaleza del fallo que emita La Haya, de ninguna manera va a dictar una medida contra el corte, porque ya no lo hizo. Uruguay ya cometió el error de pedirla, y le fue mal. Por tanto, no hay ninguna relación entre ambas cosas. Yo siempre sostuve que Uruguay cometió un grave error al pedir al tribunal el levantamiento del corte. En vez de eso, hubiera podido tomar la decisión de, simplemente, denunciar que existía este tipo de medida. Pero hizo un pedido, el cual fue rechazado. Lo que digo es que la Corte tiene amplitud para resolver los temas que no están resueltos. Y este tema del corte ya lo resolvió.
- Imaginemos que se declara ilegal la autorización a Botnia. ¿Eso supondría que hay que desandar todo el proceso hasta aquí?
- El tribunal podría, en efecto, decir que se retrotraiga todo. Que se vuelva al inicio, concretamente al proceso de consulta que no se dio. Pero esto, entre otros posibles pasos que podría dar el tribunal. Habría en realidad varias hipótesis de solución en este caso.
- ¿Y suponiendo un fallo negativo? ¿Qué alcance tendría sobre Gualeguaychú?
- Insisto con el ejemplo que di de una posible instalación de una fábrica en el Parque Industrial. No hay ninguna sentencia que vaya a convalidar que se pueda contaminar el curso de agua. Y si al mes siguiente de un fallo que no nos diera razón -como parecen alentar los medios nacionales- se comprobara que hay una mancha en el río y mortandad de peces. En ese caso, recurriremos a ese tribunal y a los tribunales uruguayos y a los nuestros reclamando el cierre de la planta, hasta que se sepa qué está pasando. Porque el Estatuto del Río Uruguay no sólo prevé el mecanismo de la consulta previa -y esto está muy bien- sino que sanciona el daño sensible a los recursos compartidos. Y esto del daño transfronterizo también es competencia de la CARU. Aclaro además que hay un principio general de derecho internacional -y por tanto involucra a todas las naciones- según el cual ningún Estado puede tener actividades en su territorio que generen daño en territorio de otros Estados. Lo que quiero decir, por tanto, que ningún fallo nos va a obstaculizar seguir luchando por mantener el río Uruguay en el estado en que se encuentra.
- ¿En qué podría quedar el reclamo de relocalización?
- Esta bandera la planteamos como Asamblea. El juicio de La Haya no habla de relocalización. Nosotros cuestionamos la localización. Sabemos que la actual ubicación es inconveniente y va a generar daños. Si Uruguay la quiere relocalizar o no, es un problema de ella. Nosotros, en este sentido, no podemos opinar sobre cualquier instalación fabril que haga Uruguay, por más que discutamos el modelo de desarrollo que eso entraña. No hay que olvidarse que con el tema de la relocalización Uruguay ha hecho campaña, hablando del ‘paternalismo’ que quieren ejercer los argentinos.
La novedad del planteo
- ¿Qué antecedentes jurídicos internacionales tiene este caso?
- Hay antecedentes. Pero una cosa hay que decir: los juicios de La Haya suelen llegar a conciliaciones entre las partes, antes que ha sentencias. Y hay un caso muy parecido con represas, que derivó en un acuerdo. Primero hubo una conformidad para hacerla en común, entre Checoslovaquia y Hungría. Pero después Checoslovaquia sufrió un proceso de separación, y entonces esa conformidad inicial se cayó. Se pretendió continuar con la obra, pero hubo planteos judiciales en contrario. Finalmente, a instancias de La Haya, se llegó a un acuerdo. Donde sí ha habido pleitos sobre contaminación trans-fronteriza, y muy importantes, es en la Comunidad Económica Europea. Son pleitos muy importantes donde se ha resuelto a favor de los dañados -obviamente estamos hablando de daños ya consolidados- y se ha dado jurisdicción a los países donde estaba el daño. Y es jurisprudencia que nosotros estamos citando.
- ¿Pero dónde está la novedad de este pleito, alrededor del Tratado del Río Uruguay y de Botnia?
- El mundo hasta hoy no ha tenido un sistema internacional que pueda pasar por encima de las soberanías nacionales para resolver un tema como la contaminación. En el mundo se está trabajando en tratados multilaterales. No bilaterales, como el que tienen Argentina y Uruguay. En el marco de la ONU, hay decenas de juristas trabajando en un tratado multilateral orientado a la protección de los recursos naturales compartidos. Que básicamente pretende prevenir la contaminación trans-fronteriza. El mundo va hacia eso.
Y en nuestro caso, no me imagino a la Corte de La Haya, tribunal superior de la ONU, yendo a contrapelo de esta tendencia.
Hay un convenio, por ejemplo, que trata todos los conflictos sobre ríos compartidos, por situaciones distintas a la navegación, que por lo general acapararon las regulaciones. En este sentido, aguardo un fallo que sin desmerecer las soberanías nacionales, plantee que este tipo de conflicto rebasa esa soberanía. Hay decisiones que se toman a nivel macro, donde los Estados tienen poco para hacer. Por otra parte, hay que dejar en claro que el derecho ambiental internacional es muy particular. Si se aplica este derecho, creo que el fallo tiene que ser favorable a Gualeguaychú.
- ¿Cómo habría que leer esto de que hay que “acatar el fallo de La Haya”? ¿Por qué el gobierno se prende a esta consigna, si en el fondo, como usted explica, es equívoca? ¿Acaso no va dirigida, en el fondo, a parar la protesta de Gualeguaychú?
- No especularía con esto. No tengo ningún elemento de juicio que me indique que el gobierno quiere la desmovilización. En cuanto a los medios, está claro que Clarín ha tomado una postura tendiente a destruir el movimiento de Gualeguaychú. Y esto desde el momento que inventa información, que pone en tapa. También La Nación tiene un sesgo editorial importante contra Gualeguaychú. De una cosa sí estoy convencido: si hay algo que sostiene el reclamo jurídico a nivel internacional eso es la movilización de Gualeguaychú. Es más -y esta es la primera vez que lo digo- creo que debiera haber una representación de la Asamblea el día en que se dicte la sentencia en La Haya. Esto ya debería saberse. Es muy importante que se sienta a nivel internacional que aquí hay una comunidad que está de pie detrás de este asunto. Que aquí no hay formalidades, sino un interés social real por proteger una cuenca como la del Río Uruguay.
- ¿Cuándo ocurriría, según sus cálculos, el mentado fallo de La Haya?
- Vamos a las cosas concretas. En julio presenta Uruguay su última réplica. Luego hay algunas audiencias testimoniales, alegatos verbales, y después entonces se pasa a sentencia. Es decir, se acaba el trámite judicial y entra a despacho de los jueces para que dicten sentencia. El tiempo que los jueces van a tomar para dictar el fallo, no lo podría decir. Estimo, eso sí, que el trámite va a estar terminado este año. Ahora, si van a dictar sentencia antes de fin de año o no, eso no lo sé.
Moreno Navarro señaló : “Todos los informes técnicos dicen -lo ha explicado muy bien el ingeniero químico Elías Matta- que una planta con el volumen de producción de Botnia, con esa tecnología, y en ese lugar, no puede sino causar graves daños al medio ambiente.
Todas las personas que nos merecen confianza -y que no son anti-celulosa- dicen que no hay tecnología suficiente que pueda impedir este efecto negativo. Y Matta dice algo importante: es cierto que las industrias más viejas contaminaban más. Pero más por tonelada. ¿Qué quiere decir esto? Que en proporción, una pequeña fábrica con tecnología vieja, tenía una cierta contaminación por tonelada. Ahora las plantas modernas plantas contaminan menos por tonelada ¡pero resulta que producen diez veces más!. Con lo cual la contaminación final es mayor. Los estándares internacionales estipulan cuánto se puede contaminar por tonelada, pero no dice cuántas toneladas se pueden producir.
Esta es la falacia de la normativa europea: dice cuánta contaminación se puede producir por tonelada, pero se calla sobre los volúmenes de producción. Con lo cual el argumento de Botnia de que está ajustado a la norma europea, es un engaño.
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