Carnaval en Montevideo - Las "llamadas" 2008

martes, 12 de febrero de 2008
Carnaval uruguayo - Las "llamadas" - 12/02/2008


Isidoro de María y Vicente Rossi, en “Cantos y Bailes Negros”, relatan de este modo las expresiones del candombe en el Montevideo antiguo: “Los domingos era una romería aquel paseo del “Recinto”, hasta irse a encontrar con los candombes en la costa del sur. Estrado de la raza negra, para sus bailes al aire libre. Los congos, mozambiques, benguelas, minas, cabindas, molembos, y en fin, todos los de Angola, hacían allí su rueda, y al son de la tambora, el tamboril, de la marimba en mate o porongo, del mazacalla y de los palillos, se entregaban contentos al candombe, con su calunga y otros cánticos”.

En la Banda Oriental, los candombes, en su mejor época alcanzaron a celebrarse todos los domingos, considerándose grandes fiestas Año Nuevo, Navidad, Resurrección y San Benito, y excepcional el día de Reyes.


En el carnaval de 1874, aparece “Negros Lubolos”, la primera agrupación de negros y blancos. Por aquel entonces el carnaval solía ser, para muchos sectores del pueblo, la única ocasión para expresar públicamente sus juicios sobe asuntos políticos o sociales.

Las Llamadas, tal como las conocemos, surgen en 1956 a impulso de Oscar Larraura y Ruben Galloza y de ahí en más se convertirían en la expresión máxima de la vertiente afro-uruguaya que heredamos de nuestros ancestros. El imponente escenario compuesto por el conventillo Medio Mundo, los barrios Sur y Palermo, y la tan particular calle Ansina, ven pasar las Llamadas en febrero del 56. “Morenada” y “Fantasía Negra”, adversarias de toda la vida, están allí, “pico a pico”, a pura lonja y madera, y junto a ellas “La candombera de la Unión”, “Los negros orientales”, “Guerreros de la selva”, “Al compás del tamboril”, “Añoranzas negras”, y “Miscelánea Negra”.

Luego se van sumando nombres y hombres, el conventillo de Gaboto, las lonjas del Cordón, Los Ñanzas, La Marabunta, Kanela y su Barakutanga, Raíces, Sarabanda, Yambo Kenia, Sierra Leona y tantas otras. Son miles de seres humanos (hombres, mujeres y niños) que han modelado el arte de la raza negra, tan postergada y sin embargo tan servicial para esta patria.

Es imposible dar nombres sin correr el riesgo de dejar alguno en el olvido, pero uno sí debe mencionarse. En el carnaval del 94 la estridencia atronadora de las cuerdas de tambores quedó congelada un instante por la pérdida irreparable de “La Diosa de Ebano” La Rosita de todos, faltó a la cita, pero ni un solo oriental, ni blanco ni negro, podrá olvidarla. Desde entonces la rosa estará en la luna escudriñando el pasaje de sus comparsas queridas, convertida en símbolo de toda una raza.


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