lunes, 11 de mayo de 2009
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Y el Estado dónde está ? -11/05/2009
Celulosa en Capitán Bermudez
Huele a podrido
Desde 1929 se encuentra instalada en la localidad de Capitán Bermudez, la empresa Celulosa S.A, dedicada a la producción de pasta de celulosa y papeles para impresión. El cloro elemental que se utiliza para el blanqueamiento de la pasta de papel desprende sustancias tóxicas como dioxinas y furanos, causantes de cáncer. Además, la empresa fue denunciada por arrojar desechos tóxicos al río Paraná. enREDando consultó a Cecilia Bianco, integrante del Taller Ecologista.
A unos escaso 15 km de Rosario se encuentra Capitán Bermudez. Su principal característica es el bosque de eucaliptus, propiedad de la empresa radicada desde 1929 y dedicada a producir pasta de celulosa: Celulosa S.A, de capitales uruguayos. Esta vecina localidad se caracteriza también, por el fuerte olor a huevo podrido que abunda en el aire. Sus vecinos, lamentablemente, se han acostumbrado a convivir con los olores intensos que desprende el proceso de la pasta de papel, y lo que es más grave aún, a vivir expuestos a posibles daños ambientales.
Cecilia Bianco, integrante del Taller Ecologista, afirma que desde la organización no han podido llevar adelante estudios ambientales para determinar el grado de contaminación que produce la empresa, debido a los altos costos que esto implica, y que además, deberían ser realizados por el Estado, responsable de garantizar la salud de la población y el cuidado del medio ambiente.
Sin embargo, los impactos son claros y están a la vista: además del olor a podrido que se respira continuamente, se ha observado espuma en el río, cercano a la costa donde se encuentra Celulosa, producida por los desechos tóxicos arrojados a las aguas del Paraná. En esa zona no habitan peces.
En este sentido, la organización Greenpeace ha difundido un informe sobre la situación de las pasteras en Argentina. En el mismo, se detalla un capítulo dedicado a Capitán Bermudez. “Las denuncias por contaminación son de larga data. Ex empleados de la planta de Capitán Bermúdez que trabajaron hasta fines de los ‘90 afirman que la empresa tendría “registros de los desechos tóxicos” y que “se habrían detectado serias irregularidades en la toma de muestras del agua del río Paraná con el fin de ocultar los altos grados de contaminación”. Las mismas fuentes informan que los funcionarios “avisaban con anticipación cuándo habría inspecciones” y entonces “se bajaba el nivel de producción o directamente se paraba”.
En diciembre de 1998, Greenpeace la denunció por verter sustancias contaminantes en el río Paraná. “Entre los compuestos hallados se encontraron cloroguaiacoles o metoxifenoles clorados, dicloro y tricloro fenoles, metoxifenol, alquilbencenos, sulfuro de dimetilo, una serie de hidrocarburos de cadena larga y el compuesto volátil cloroformo (triclorometano).”
En este mismo informe se establece que “el 27 de julio de 2005, la escuela Nuestra Señora de los Milagros y la escuela Nº 6.381 de Capitán Bermúdez debieron ser desalojadas debido a un fuerte olor a cloro en el ambiente, “presumiblemente debido a la rotura de un caño de la empresa Celulosa”. Los 600 alumnos tenían vómitos, irritación y ahogo. El 31 de julio la empresa admitió a través de una solicitada un escape de mercaptano. Los padres radicaron una denuncia penal en la localidad de San Lorenzo. Esa causa y la de Greenpeace “se mantienen sin avances y en secreto de sumario. La parálisis judicial, la inacción de la Secretaría de Medio Ambiente y la dependencia económica de la comunidad bermudense han hecho de Celulosa SA una empresa intocable”.
Gran parte de la población trabaja en la empresa, pero además, la ciudad vive, comercialmente, al ritmo de Celulosa. Aunque todos sepan, por lo bajo y silenciosamente, que la empresa evidentemente contamina de una u otra forma, de esto no se habla demasiado. “Es un gran enigma en cuanto a controles. No sabemos lo que pasa adentro y con qué procedimientos trabajan. Ni si tienen planes de contingencia para casos de accidentes. Muchas veces les pedimos a la empresa y a la Secretaría de Medio Ambiente de la provincia informes, pero nunca nos responden”, se detalla en el informe de Greenpeece.
Desde el Taller Ecologista afirman que el uso de cloro elemental desprende dioxinas y furanos, sustancias que provocan cáncer. Son eliminadas en los vapores que se ven ascender desde las chimeneas. “Las nubes contienen dióxido de cloro y cloro elemental. Las consecuencias: casos de alergia, enfermedades del sistema respiratorio e irritación en los ojos. Son muchos los que tienen problemas respiratorios y todos seguro conocen algún caso de cáncer, aunque nunca se hizo un estudio epidemiológico”.
Si bien, Celulosa ha logrado controlar la lluvia ácida, producida por el dióxido de azufre que se genera cuando, al incinerar los desechos que produce la elaboración de la pulpa, el azufre entra en contacto con el aire, todavía “los olores, sobre todo el característico a huevo podrido, siguen tan fuertes como antes”, expresa Bianco.
Consultada sobre el posicionamiento que ha tenido la empresa, la especialista en tóxicos de la ONG afirma que “como respuesta fundamentalmente a los planteos generales que se realizaron desde la Asamblea de Gualeguaychú, han firmado un convenio por el que adhieren al programa de reconversión de la industria celulosa y papelera, definida desde la Secretaría de Ambiente de la Nación y que es voluntario. De hecho Celulosa se viene reconvirtiendo”. Sin embargo, desde el Taller Ecologista se preguntan por qué “la reconversión ha sido hacia el dióxodo de cloro, que es menos contaminante que el cloro elemental, y no hacia la tecnología libre de cloro.” Al mismo tiempo, otro problema es la escala. “Es una empresa grande. Con gran movimiento de sustancias químicas para lo cual es necesario preparar a la población más cercana ante cualquier incidente. La misma empresa podría extender a todo el barrio que la circunda el plan de contingencia que seguro para su interior tiene.”
Lo cierto es que en Capitán Bermudez las cosas no huelen bien. Mientras tanto, Celulosa S.A, sigue siendo la principal fuente económica de la localidad, y aunque las denuncias lluevan silenciosamente, el Estado brilla por su ausencia, mientras las costas del río reciben desechos tóxicas y las partículas del aire que todos respiran se tiñen de olores a gases contaminantes.
(fuente)
Celulosa en Capitán Bermudez
Huele a podrido
Desde 1929 se encuentra instalada en la localidad de Capitán Bermudez, la empresa Celulosa S.A, dedicada a la producción de pasta de celulosa y papeles para impresión. El cloro elemental que se utiliza para el blanqueamiento de la pasta de papel desprende sustancias tóxicas como dioxinas y furanos, causantes de cáncer. Además, la empresa fue denunciada por arrojar desechos tóxicos al río Paraná. enREDando consultó a Cecilia Bianco, integrante del Taller Ecologista.
A unos escaso 15 km de Rosario se encuentra Capitán Bermudez. Su principal característica es el bosque de eucaliptus, propiedad de la empresa radicada desde 1929 y dedicada a producir pasta de celulosa: Celulosa S.A, de capitales uruguayos. Esta vecina localidad se caracteriza también, por el fuerte olor a huevo podrido que abunda en el aire. Sus vecinos, lamentablemente, se han acostumbrado a convivir con los olores intensos que desprende el proceso de la pasta de papel, y lo que es más grave aún, a vivir expuestos a posibles daños ambientales.
Cecilia Bianco, integrante del Taller Ecologista, afirma que desde la organización no han podido llevar adelante estudios ambientales para determinar el grado de contaminación que produce la empresa, debido a los altos costos que esto implica, y que además, deberían ser realizados por el Estado, responsable de garantizar la salud de la población y el cuidado del medio ambiente.
Sin embargo, los impactos son claros y están a la vista: además del olor a podrido que se respira continuamente, se ha observado espuma en el río, cercano a la costa donde se encuentra Celulosa, producida por los desechos tóxicos arrojados a las aguas del Paraná. En esa zona no habitan peces.
En este sentido, la organización Greenpeace ha difundido un informe sobre la situación de las pasteras en Argentina. En el mismo, se detalla un capítulo dedicado a Capitán Bermudez. “Las denuncias por contaminación son de larga data. Ex empleados de la planta de Capitán Bermúdez que trabajaron hasta fines de los ‘90 afirman que la empresa tendría “registros de los desechos tóxicos” y que “se habrían detectado serias irregularidades en la toma de muestras del agua del río Paraná con el fin de ocultar los altos grados de contaminación”. Las mismas fuentes informan que los funcionarios “avisaban con anticipación cuándo habría inspecciones” y entonces “se bajaba el nivel de producción o directamente se paraba”.
En diciembre de 1998, Greenpeace la denunció por verter sustancias contaminantes en el río Paraná. “Entre los compuestos hallados se encontraron cloroguaiacoles o metoxifenoles clorados, dicloro y tricloro fenoles, metoxifenol, alquilbencenos, sulfuro de dimetilo, una serie de hidrocarburos de cadena larga y el compuesto volátil cloroformo (triclorometano).”
En este mismo informe se establece que “el 27 de julio de 2005, la escuela Nuestra Señora de los Milagros y la escuela Nº 6.381 de Capitán Bermúdez debieron ser desalojadas debido a un fuerte olor a cloro en el ambiente, “presumiblemente debido a la rotura de un caño de la empresa Celulosa”. Los 600 alumnos tenían vómitos, irritación y ahogo. El 31 de julio la empresa admitió a través de una solicitada un escape de mercaptano. Los padres radicaron una denuncia penal en la localidad de San Lorenzo. Esa causa y la de Greenpeace “se mantienen sin avances y en secreto de sumario. La parálisis judicial, la inacción de la Secretaría de Medio Ambiente y la dependencia económica de la comunidad bermudense han hecho de Celulosa SA una empresa intocable”.
Gran parte de la población trabaja en la empresa, pero además, la ciudad vive, comercialmente, al ritmo de Celulosa. Aunque todos sepan, por lo bajo y silenciosamente, que la empresa evidentemente contamina de una u otra forma, de esto no se habla demasiado. “Es un gran enigma en cuanto a controles. No sabemos lo que pasa adentro y con qué procedimientos trabajan. Ni si tienen planes de contingencia para casos de accidentes. Muchas veces les pedimos a la empresa y a la Secretaría de Medio Ambiente de la provincia informes, pero nunca nos responden”, se detalla en el informe de Greenpeece.
Desde el Taller Ecologista afirman que el uso de cloro elemental desprende dioxinas y furanos, sustancias que provocan cáncer. Son eliminadas en los vapores que se ven ascender desde las chimeneas. “Las nubes contienen dióxido de cloro y cloro elemental. Las consecuencias: casos de alergia, enfermedades del sistema respiratorio e irritación en los ojos. Son muchos los que tienen problemas respiratorios y todos seguro conocen algún caso de cáncer, aunque nunca se hizo un estudio epidemiológico”.
Si bien, Celulosa ha logrado controlar la lluvia ácida, producida por el dióxido de azufre que se genera cuando, al incinerar los desechos que produce la elaboración de la pulpa, el azufre entra en contacto con el aire, todavía “los olores, sobre todo el característico a huevo podrido, siguen tan fuertes como antes”, expresa Bianco.
Consultada sobre el posicionamiento que ha tenido la empresa, la especialista en tóxicos de la ONG afirma que “como respuesta fundamentalmente a los planteos generales que se realizaron desde la Asamblea de Gualeguaychú, han firmado un convenio por el que adhieren al programa de reconversión de la industria celulosa y papelera, definida desde la Secretaría de Ambiente de la Nación y que es voluntario. De hecho Celulosa se viene reconvirtiendo”. Sin embargo, desde el Taller Ecologista se preguntan por qué “la reconversión ha sido hacia el dióxodo de cloro, que es menos contaminante que el cloro elemental, y no hacia la tecnología libre de cloro.” Al mismo tiempo, otro problema es la escala. “Es una empresa grande. Con gran movimiento de sustancias químicas para lo cual es necesario preparar a la población más cercana ante cualquier incidente. La misma empresa podría extender a todo el barrio que la circunda el plan de contingencia que seguro para su interior tiene.”
Lo cierto es que en Capitán Bermudez las cosas no huelen bien. Mientras tanto, Celulosa S.A, sigue siendo la principal fuente económica de la localidad, y aunque las denuncias lluevan silenciosamente, el Estado brilla por su ausencia, mientras las costas del río reciben desechos tóxicas y las partículas del aire que todos respiran se tiñen de olores a gases contaminantes.
(fuente)
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