domingo, 28 de septiembre de 2008
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Para BOTNIA, nada ! - 28/09/2008
El próximo desafío es que Botnia no obtenga tierras en Argentina.
Eso es lo que debe hacer Gualeguaychú, según opinó en Radio Cero el sociólogo brasileño Marcelo Calazans. En su análisis, la empresa finlandesa tendrá inevitablemente que plantar eucaliptos en nuestro país, para abastecerse en el futuro. Y ese es el costado vulnerable de la pastera hacia el que deberá apuntar la lucha ambiental.
El entrevistado habló también sobre el impacto de Aracruz y el lado oscuro del modelo de Lula. Y explicó que el tema ambiental “no es un problema de izquierda o de derecha”, al destacar que la crisis del planeta no puede verse con los anteojos ideológicos de la Guerra Fría.
Marcelo Calazans es de la opinión que las luchas contra las celulosas son muy desiguales, porque detrás de estas plantas está la lógica del mercado mundial. No obstante dijo que, a raíz de la movilización social, el proyecto Botnia hace agua en un punto.
Aquí sus dichos:
- “Tengo entendido que esta ciudad, antes de la instalación de Botnia, ya tenía una historia ambiental, asociada a la recuperación del río Gualeguaychú. ¡No se moviliza a 100 mil personas contra una planta de celulosa, sin una historia y una conciencia ambiental detrás!. Esto es un gran triunfo de esta ciudad.
Pero ustedes tienen un problema grave, porque lo que tienen enfrente (Botnia) es algo que está vinculado a la economía global. La lucha llevará mucho tiempo.
De todos modos, creo que el proceso celulósico en esta zona tiene puntos de vulnerabilidad. Por ejemplo, el problema de las plantaciones.
Creo que aquí la lucha está muy concentrada contra la industria, contra la fábrica. Sin embargo, ésta no se entiende sin el eucalipto.
Lo que digo es que para alimentar a Botnia y a las otras celulosas que vendrán, serán necesarias muchísimas hectáreas de eucaliptos. En este sentido, es necesaria la expansión territorial.
Creo que la lucha contra Botnia no sólo debe centrarse en la fábrica sino en las plantaciones de eucaliptos, que son en este proceso el punto de mayor vulnerabilidad.
No es simple que una compañía pueda fiscalizar 200 o 300 mil hectáreas de árboles. Deberá, por tanto, traspasar las fronteras de Uruguay porque no habrá allí tierra suficiente para abastecer el proyecto.
Creo que Botnia, cuando planeó su planta productiva, pensaba en expandir sus plantaciones hacia la Argentina. Pero se equivocó porque quizá nunca previó que una ciudad como Gualeguaychú iba a oponer tanta resistencia. Botnia tendrá, de todos modos, que expandir sus plantaciones. No tiene otra alternativa”.
(fuente)
El próximo desafío es que Botnia no obtenga tierras en Argentina.
Eso es lo que debe hacer Gualeguaychú, según opinó en Radio Cero el sociólogo brasileño Marcelo Calazans. En su análisis, la empresa finlandesa tendrá inevitablemente que plantar eucaliptos en nuestro país, para abastecerse en el futuro. Y ese es el costado vulnerable de la pastera hacia el que deberá apuntar la lucha ambiental.
El entrevistado habló también sobre el impacto de Aracruz y el lado oscuro del modelo de Lula. Y explicó que el tema ambiental “no es un problema de izquierda o de derecha”, al destacar que la crisis del planeta no puede verse con los anteojos ideológicos de la Guerra Fría.
Marcelo Calazans es de la opinión que las luchas contra las celulosas son muy desiguales, porque detrás de estas plantas está la lógica del mercado mundial. No obstante dijo que, a raíz de la movilización social, el proyecto Botnia hace agua en un punto.
Aquí sus dichos:
- “Tengo entendido que esta ciudad, antes de la instalación de Botnia, ya tenía una historia ambiental, asociada a la recuperación del río Gualeguaychú. ¡No se moviliza a 100 mil personas contra una planta de celulosa, sin una historia y una conciencia ambiental detrás!. Esto es un gran triunfo de esta ciudad.
Pero ustedes tienen un problema grave, porque lo que tienen enfrente (Botnia) es algo que está vinculado a la economía global. La lucha llevará mucho tiempo.
De todos modos, creo que el proceso celulósico en esta zona tiene puntos de vulnerabilidad. Por ejemplo, el problema de las plantaciones.
Creo que aquí la lucha está muy concentrada contra la industria, contra la fábrica. Sin embargo, ésta no se entiende sin el eucalipto.
Lo que digo es que para alimentar a Botnia y a las otras celulosas que vendrán, serán necesarias muchísimas hectáreas de eucaliptos. En este sentido, es necesaria la expansión territorial.
Creo que la lucha contra Botnia no sólo debe centrarse en la fábrica sino en las plantaciones de eucaliptos, que son en este proceso el punto de mayor vulnerabilidad.
No es simple que una compañía pueda fiscalizar 200 o 300 mil hectáreas de árboles. Deberá, por tanto, traspasar las fronteras de Uruguay porque no habrá allí tierra suficiente para abastecer el proyecto.
Creo que Botnia, cuando planeó su planta productiva, pensaba en expandir sus plantaciones hacia la Argentina. Pero se equivocó porque quizá nunca previó que una ciudad como Gualeguaychú iba a oponer tanta resistencia. Botnia tendrá, de todos modos, que expandir sus plantaciones. No tiene otra alternativa”.
(fuente)
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