"Nadie el nombre del horror" - Alfredo Grande

domingo, 7 de septiembre de 2008
Una excelente nota - 07/09/2008



NADIE: EL NOMBRE DEL HORROR.
escribe Alfredo Grande. (especial para Revista LOTE)




El carácter genocida de este sistema depredador debe ser astutamente ocultado. Ulises, cuyas aventuras al ser contadas por Homero fueron inmortalizadas como odisea, nos brinda una pequeña pista. El cíclope Polifemo lo captura. Al preguntarle como se llama, el astuto Ulises le responde: Nemo mihi nomen est . Es decir, el nombre para mi es Nadie.
Finalmente el astuto logra clavarle una estaca aguzada en su único ojo, luego de emborracharlo con vino patero. Los gritos del cíclope atraen a otros que le preguntan: '¿Quien te hiere?'. El desgraciado Polifemo responde: Nemo (Nadie) me ataca. Ante lo cual los hermanos cíclopes habrán pensado: a confesión de parte, relevo de prueba. Y Polifemo se quedó solo, maldiciendo a su astuto ex prisionero. Obviamente, Ulises huye. Anteriormente, el astuto había inventado el caballo de Troya, metáfora aquea de los partidos populistas. Luego de que los troyanos se emborracharan (pero justo es decir que en esa ocasión no fue vino patero) salieron los valientes griegos del caballo hueco y mataron a todos. No recuerdo si también violaron, antes o después.
Esta sucia y cobarde estratagema, mas propia de estafadores y ladrones que de nobles caballeros, le valió el mencionado alias de 'el astuto'. Nosotros como Polifemo, ni siquiera somos tuertos. Tenemos un solo ojo lo que nos impide la visión en profundidad. Y con mucha frecuencia, nos dejan ciegos. Y mudos. Y sordos. Y dementes. Pero el sistema depredador sigue diciendo: nemo mihi nomen est (el nombre es para mi nadie). Nadie mata a los niños, nadie asesina ancianos, nadie dicta leyes represoras, nadie envenena lagos, nadie roba el oxigeno. Nadie mató a Garcia Belsunce, ni puso las bombas en la Amia. Nadie escuchó gritar a Rosendo, nadie envenenó la leche. Genocidas Anónimos podría ser un nuevo grupo de autoayuda para evitar las inevitables depresiones que les causa las primaveras democratistas. La transparencia declamada no es mas que una invisibilidad buscada. Hombres invisibles que, pase lo que pase, harán pensar que nadie es el culpable. La estrategia de Ulises, el astuto ha tenido mucho mas discípulos de los que el oriundo de Itaca podía imaginar. Por supuesto, que los nadie toman diversos alias: neoliberalismo, riesgo pais, costo social del ajuste, fondos monetarios, fondos buitres, modelo, globalización, etc. A veces los nadies están con gorras, a veces usan corbata. No necesitan usar smoking. Los nadie de corbata insisten todo el tiempo que todas las culpas son de los nadie de las gorras. Pero ambos nadie están de acuerdo que la culpa es de los alguien de las bombas. Un compañero que trabajaba en una imprenta me dijo que quería putear a los patrones, pero que no sabía donde encontrarlos. Zanón y Bruckman además de ser paradigmas de las fábricas recuperadas que construyen realidades[1] son las últimas imágenes del naufragio de los nombres propios. Ni las aguas ni las aerolíneas son argentinas, los yacimientos no son fiscales, son de alguien pero que al no poder nombrarlo o localizarlo, pasa a la categoría simbólica de nadie. El nadie puede ser una centralita telefónica o el mencionado hasta el hartazgo, sistema informático. Pienso que en parte esto es la explicación del desprestigio de la protesta piquetero. ¿A quien le cortan la ruta? Los que circulan no tienen que ver, y los que si tienen que ver, no están ahí. El piquete termina siendo también a nadie. El sistema de expoliación y explotación, que algunos llaman economía mundial, construye infinidad de genocidas que quedarán en la clase del nadie. Bien pudo haber inventado Ulises las sociedades anónimas. O los decretos de necesidad y urgencia. O los fondos reservados. O los archivos secretos. Se escribe con la mano pero se borra con el codo. Todo el tiempo. Por eso incluso ante hechos concretos, puntuales, la responsabilidad es de nadie. La muerte accidental de un periodista conmovió a todas las teorías posibles. Suicidio, homicidio, desenfreno sexual, sobredosis, malapraxis, psicosis. Competencia perversa que discute sobre efectos, nunca sobre las causas. La condición caótica y por lo tanto psicótica del sistema capitalista en su desarrollo actual, no es mencionado. En la muerte accidental de un cirujano tampoco. ¿Suicidio? Yo creo que lo mató el sistema de gerenciamiento de la salud, donde los retornos, los arreglos por debajo y por encima de la mesa, los sobres, las Samsonite con verdes, son agentes patógenos de extrema letalidad. El suicidio de Lisandro de la Torre tuvo una grandeza y una épica que a los actuales suicidios se les niega. El suicidio del fundador del Partido Demócrata Progresista fue un analizador de la Patria Conservadora. De la entrega miserable al imperialismo de la graciosísima majestad. Pues bien: exijo que los suicidios de Juan Castro y Rene Favaloro también sean considerados analizadores de nuestro actual sistema político, social, económico y moral. Tanto el gerenciamiento de los medios informativos como de la salud pública y privada, necesitan mucho mas que un by pass. Son tejidos putrefactos y aquellos que se han acercado demasiado, como las pobres mariposas, se queman. En la jerga del cientificismo eso se denomina 'burn out'. Quemado y afuera. Pero: ¿quien es el responsable de que el tiro del final puede salir? Todos somos responsables, es decir, nadie. La hermosa Cristina, primera dama y senadora dijo: no somos progresistas, somos peronistas. ¿Quién es progresista? Nadie. El General en los viejos tiempos preguntaba: ¿alguien vio un dólar? Nadie. El que se quedó en el preámbulo, el eternauta Alfonsín, dijo: ¿alguien lo vio a Alais? Nadie. La obediencia debida en última instancia es decir: nadie lo mató, nadie lo torturó, nadie
le robó, nadie lo desapareció. Bueno, casi nadie. Aparecen algunos alguien, que en realidad son alien. Pero por cada alguien-alien hay miles de nadie sin los cuales la reorganización nacional no hubiera podido ser un proceso siniestro y cruel. Alguien dio la orden que todos los nadie cumplieron, incluso tan, pero tan, pero tan convencidos que hasta se excedieron. Un poquito mucho. Bueno, nadie es también humano. Cuando el verdugo usaba la capucha, era una forma de ser nadie. El genocidio le puso la capucha a los presos mientras los verdugos con la cara limpia y el culo sucio desfilaban. Todos los asesinos, ladrones, violadores, abusadores, corruptos de nuestra Argentina gritan, para goce olímpico de Ulises: nemo mihi nomen est. Nadie lo hizo. Cuando un nazi le pregunta a Picasso, en relación al Guernica: '¿eso lo hizo usted?' el genial pintor le contesta: 'no, eso lo hicieron ustedes'. Alguien, no nadie. Es cierto: Menem lo hizo. Pero no solamente él. Duhalde lo hizo, Alfonsín lo hizo, De la Rua lo hizo, el Adolfo lo hizo,
Isabel lo hizo, incluso Perón lo hizo. Una Argentina saqueada, quebrada y fundida exige muchos alguien. No me digan que nadie lo hizo. A Juan, René, a los chicos en la calle, a todos los muertos de hoy y de mañana, a los sin tierra, los sin techo, los sin nada, no podemos decirles mas que nadie tiene la culpa. Que las cosas son así en todo el mundo. Que siempre que llovió paró. La astucia de Ulises deberá ser enfrentada con nuestra astucia, para que no dejemos de preguntar ¿quien? cuando nos digan nadie. Para que ni ebrios ni dormidos sigamos traicionando a la Patria.
Deseo que la primavera K nos deje muchos alguien. Y que nadie diga que nadie lo dijo. Yo lo estoy diciendo.

Buenos Aires Marzo 2004

Postdata: las responsabilidades en relación a la masacre de cromañon siguen
esta misma lógica. El nombre del horror es nadie.



[1]Carpintero,E. Hernandez, M. (compiladores) Produciendo Realidades. Las
Empresas comunitarias. Topía Editorial.

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