miércoles, 10 de septiembre de 2008
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Les duró poco la mentira ! - 10/09/2008
A 35 AÑOS DEL GOLPE
Las dos muertes violentas de Salvador Allende
Un nuevo informe forense publicado por la revista El Periodista plantea la posibilidad de que el ex presidente chileno haya sido asesinado en La Moneda.
El dedo en el gatillo. Quienes acompañaron a Allende en sus últimos momentos aseguran que se disparó en su despacho presidencial.
Un suicida no muere de dos disparos en la cabeza. La supuesta ratificación científica de esa evidencia irrefutable pondría en duda la historia oficial que describe los últimos minutos de vida del presidente chileno Salvador Allende, con un fusil AK-47 apoyado en el mentón, antes de apretar el gatillo en la soledad de un despacho en llamas, mientras las bombas lanzadas por las tropas golpistas de Augusto Pinochet terminaban con el sueño de la “revolución democrática” de la Unidad Popular.
Dos abogados, “motivados sólo por el interés histórico”, pidieron al médico forense Luis Ravanal que realizara un estudio técnico de la autopsia realizada al presidente en la noche del 11 del septiembre de 1973. Para ello, tuvieron en cuenta que el análisis del cuerpo de Allende había sido realizado por un médico ginecólogo en el Hospital Militar y bajo la mirada de los jefes de Sanidad de las tres Fuerzas Armadas que habían encabezado el golpe.
Ravanal, miembro fundador de la Sociedad Chilena de Medicina Legal y Criminalística, no se limitó a señalar que la autopsia, que careció de fotos del cadáver, incumplió con varios requisitos formales. Su informe, publicado esta semana por la revista chilena El Periodista, cuestionó la versión del suicidio de Allende.
“Las lesiones descritas en el informe de autopsia del presidente Salvador Allende Gossens no son compatibles con un disparo de tipo suicida. Se constata la existencia de al menos dos impactos de bala ocasionados por armas de fuego diferentes, uno que provoca un orificio de salida redondeado en la zona posterior de la bóveda craneana y el otro que hace estallar el cráneo.” Ravanal llegó a este resultado después de desgranar punto por punto el documento redactado por el médico legista José Luis Vásquez Fernández hace 35 años. La versión del suicidio de Allende, confirmada por los médicos personales que lo acompañaron durante el ataque a La Moneda, cuenta que se disparó debajo del mentón con un fusil semiautomático. Ravena encuentra sospechoso el hecho de que un arma capaz de disparar 10 balas por segundo sólo produjera un único orificio de entrada y rechazó la posibilidad de que Allende haya optado por activar el AK-47 en su modo de disparo simple. Además, coincide con la lectura del perito Vásquez en que el tiro fue “a corta distancia”, lo que no corresponde “a una lesión típica de tipo suicida”.
“El disparo se efectuó con el arma separada del cuerpo, no apoyada sobre la piel, en un área fuera del campo visual bajo el mentón, con un mayor distanciamiento del gatillo, lo que implica una mayor dificultad en la maniobra de disparo, lo que es contrario al fin de la lógica suicida”, interpretó Ravena.
Sin embargo, la prueba más contundente esgrimida por este perito forense se encuentra en la descripción minuciosa de dos agujeros de salida de bala, uno grande y astillado sobre el cénit de la cabeza, y otro “redondeado y con un diámetro medido entre 2,5 y 3 cm” en la parte posterior, por encima de la nuca. Según Ravena, el segundo orificio de salida explica el hallazgo de una herida en el ojo derecho de Allende “que podría corresponder a una lesión por proyectil balístico distinta, nunca analizada”.
Este disparo, concluye el informe, correspondería a una bala “de baja energía” que podría ser anterior al disparo realizado con el fusil “de alta energía”, porque la autopsia original encontró “pequeñas hemorragias por aspiración sanguínea” en los pulmones del líder socialista. “Tal hallazgo sólo sería posible de observar en caso de sobrevida, aún breve, pero suficiente para mantener la actividad de las funciones pulmonares respiratorias, hecho que no habría podido acontecer en el caso de una muerte fulminante por estallido de cráneo y encéfalo por disparo único”, apuntó Ravena, convencido de que es posible establecer “la ocurrencia de al menos dos disparos separados por un breve lapso de tiempo”.
Ravena se preocupó por aclarar que sus conclusiones sólo tienen “carácter científico” y pidió “la realización de un segundo análisis forense” sobre el cuerpo de Allende. Mañana se cumplen 35 años del golpe militar, y esa recomendación no pasará inadvertida en Chile.
(fuente)
A 35 AÑOS DEL GOLPE
Las dos muertes violentas de Salvador Allende
Un nuevo informe forense publicado por la revista El Periodista plantea la posibilidad de que el ex presidente chileno haya sido asesinado en La Moneda.
El dedo en el gatillo. Quienes acompañaron a Allende en sus últimos momentos aseguran que se disparó en su despacho presidencial.
Un suicida no muere de dos disparos en la cabeza. La supuesta ratificación científica de esa evidencia irrefutable pondría en duda la historia oficial que describe los últimos minutos de vida del presidente chileno Salvador Allende, con un fusil AK-47 apoyado en el mentón, antes de apretar el gatillo en la soledad de un despacho en llamas, mientras las bombas lanzadas por las tropas golpistas de Augusto Pinochet terminaban con el sueño de la “revolución democrática” de la Unidad Popular.
Dos abogados, “motivados sólo por el interés histórico”, pidieron al médico forense Luis Ravanal que realizara un estudio técnico de la autopsia realizada al presidente en la noche del 11 del septiembre de 1973. Para ello, tuvieron en cuenta que el análisis del cuerpo de Allende había sido realizado por un médico ginecólogo en el Hospital Militar y bajo la mirada de los jefes de Sanidad de las tres Fuerzas Armadas que habían encabezado el golpe.
Ravanal, miembro fundador de la Sociedad Chilena de Medicina Legal y Criminalística, no se limitó a señalar que la autopsia, que careció de fotos del cadáver, incumplió con varios requisitos formales. Su informe, publicado esta semana por la revista chilena El Periodista, cuestionó la versión del suicidio de Allende.
“Las lesiones descritas en el informe de autopsia del presidente Salvador Allende Gossens no son compatibles con un disparo de tipo suicida. Se constata la existencia de al menos dos impactos de bala ocasionados por armas de fuego diferentes, uno que provoca un orificio de salida redondeado en la zona posterior de la bóveda craneana y el otro que hace estallar el cráneo.” Ravanal llegó a este resultado después de desgranar punto por punto el documento redactado por el médico legista José Luis Vásquez Fernández hace 35 años. La versión del suicidio de Allende, confirmada por los médicos personales que lo acompañaron durante el ataque a La Moneda, cuenta que se disparó debajo del mentón con un fusil semiautomático. Ravena encuentra sospechoso el hecho de que un arma capaz de disparar 10 balas por segundo sólo produjera un único orificio de entrada y rechazó la posibilidad de que Allende haya optado por activar el AK-47 en su modo de disparo simple. Además, coincide con la lectura del perito Vásquez en que el tiro fue “a corta distancia”, lo que no corresponde “a una lesión típica de tipo suicida”.
“El disparo se efectuó con el arma separada del cuerpo, no apoyada sobre la piel, en un área fuera del campo visual bajo el mentón, con un mayor distanciamiento del gatillo, lo que implica una mayor dificultad en la maniobra de disparo, lo que es contrario al fin de la lógica suicida”, interpretó Ravena.
Sin embargo, la prueba más contundente esgrimida por este perito forense se encuentra en la descripción minuciosa de dos agujeros de salida de bala, uno grande y astillado sobre el cénit de la cabeza, y otro “redondeado y con un diámetro medido entre 2,5 y 3 cm” en la parte posterior, por encima de la nuca. Según Ravena, el segundo orificio de salida explica el hallazgo de una herida en el ojo derecho de Allende “que podría corresponder a una lesión por proyectil balístico distinta, nunca analizada”.
Este disparo, concluye el informe, correspondería a una bala “de baja energía” que podría ser anterior al disparo realizado con el fusil “de alta energía”, porque la autopsia original encontró “pequeñas hemorragias por aspiración sanguínea” en los pulmones del líder socialista. “Tal hallazgo sólo sería posible de observar en caso de sobrevida, aún breve, pero suficiente para mantener la actividad de las funciones pulmonares respiratorias, hecho que no habría podido acontecer en el caso de una muerte fulminante por estallido de cráneo y encéfalo por disparo único”, apuntó Ravena, convencido de que es posible establecer “la ocurrencia de al menos dos disparos separados por un breve lapso de tiempo”.
Ravena se preocupó por aclarar que sus conclusiones sólo tienen “carácter científico” y pidió “la realización de un segundo análisis forense” sobre el cuerpo de Allende. Mañana se cumplen 35 años del golpe militar, y esa recomendación no pasará inadvertida en Chile.
(fuente)
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