lunes, 29 de septiembre de 2008
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No podemos con un simple riachuelo ? - 29/09/2008
Riachuelo: Desprecio Ambiental + Promesas Incumplidas
El riachuelo tiene el estigma de ser la postal de una América Latina desbastada por las ambiciones económicas del poder. Despreciando el respeto a un medio ambiente sano, y lo que es más grave, sumergiendo en la pobreza a miles de pobladores. Saqueando sus recursos naturales, extinguiendo su flora y fauna, y convirtiéndola en una zona solamente recordada en tiempos electorales.
Durante la década del ´20 hablar de transformación social, progreso económico e industrialización, era apuntar las miradas hacia el río Riachuelo. Los inmigrantes que llegaban desde Europa, se emplazaban con entusiasmo en una zona que prometía un desarrollo y crecimiento económico imposible de encontrar en su tierra.
Río Pequeño, Río de los Querandíes, Río Chuelo, Río de Buenos Aires; así se lo llamó a lo largo de la historia al actual Riachuelo. Río de curso vueltero que desemboca en el Río de la Plata tras recorrer 80 km desde su nacimiento. Comienza en Las Heras, provincia de Buenos Aires, donde los arroyos Castro y Cobey se unen formando, en Paso de la Horqueta, el río Matanza, este pasa a llamarse Riachuelo a la altura del puente La Noria. Actualmente hay potentes fábricas instaladas en sus orillas y son la principal causa de su contaminación.
En las últimas décadas el Riachuelo toma un estado parecido al actual, y muchos de los arroyos que vertían sus aguas en él se fueron secando o desapareciendo como consecuencia de la rectificación de este río.
Para el año en que se asentaron los primeros europeos cerca de sus márgenes, en 1536, el Riachuelo tenía una fauna y flora bastante abundante y variada. Muy diferente a la actual.
La zona del Riachuelo se desbordaba con frecuencia creando lagunas y pantanos. Sus alrededores eran húmedos, poseían pastizales abundantes, vegetación tupida y variada. En su ribera se daban cita los bosquecillos de sarandíes negros, ceibos, blanquillos, gruesas matas de penachos blancos.
En los bajos predominaban los juncos y flotaban los camalotes. Su valle estaba invadido por pajonales de paja brava, también había duraznillos blancos. Como se dijo el suelo del valle era sumamente anegadizo, y en él predominaban las gramíneas. En sus barrancas y orillas, que tenían un alto de entre 8 y 20 metros, había matorrales de calafate, ñapindá, cactus, flor de seda y mata ojos. En lo alto había bosques pequeños de espinillos, porotillos, acacias, zarza mora, zarzaparrilla falsa, sombra de toro, etc. En las orillas aparece con alta frecuencia el sauce colorado, no el llorón que llegaría a la zona hacia 1810 de la mano del hombre.
En la meseta había agrupaciones de árboles con desarrollo más troncal. Se daban los algarrobos, talas, espinillos, chañares, coronillos negros, ceibos y de trecho en trecho, un ombú. También se daba el cardo, así llamado por los primeros españoles en llegar a la zona, pero en realidad era la "zanahoria de campo", vegetal comestible.
La fauna de la región era abundante y variada. Había sapos, ranas, culebras, víboras e insectos en abundancia. De estos últimos podemos enumerar a los alacranes, grillos, cucarachas (infaltables y eternas) gorgojos, polillas, los incansables y molestos tábanos y mosquitos, moscardones, moscas, gusanos, hormigas. Se daba cita también la insaciable langosta, las mariposas, garrapatas, etc. El cronista Félix de Azara se cansa de describir los diferentes insectos que poblaban la región.
La fauna estaba caracterizada por el venado, el yaguareté, que aparece como puma o pantera en numerosas crónicas, también estaba la nutria. También había cuatrocientas cuarenta especies de pájaros. Por la zona volaban murciélagos. En las lagunas se podían encontrar cigüeñas y flamencos. Teros, chajá, martinetas, así como peludo y cuises poblaban los llanos. El ñandú corría tranquilo por la meseta. Los peces también abundaban, habían mandubíes, pejerreyes, patíes, bogas y algún que otro dorado.
Los habitantes de las zonas del Riachuelo eran los querandíes. Este era un pueblo de cazadores y pescadores, cazaban venados y ñandúes con boleadoras, también pescaban a orillas de los ríos y lagunas. En los primeros tiempos se llevaron bien con los españoles que llegaron a la zona del actual Riachuelo. Pero los españoles querían más. Con el paso del tiempo los querandíes se fueron extinguiendo. Otros emigraron. Un proceso bastante conocido y cruel de nuestra región.
Como describimos líneas arriba remontarnos siglos antes de la llegada de los españoles para describir el paisaje del río Riachuelo era narrar una postal muy diferente a la de su situación actual. Un postal con esperanza de progreso y trabajo. Era hablar de la naturaleza misma, con una flora y fauna viva. De un lugar donde abundaban, por ejemplo, los humedales. Y donde los pobladores podían hasta bañarse.
Ver una fotografía del Riachuelo de hace décadas atrás es trasladarse, por ejemplo, a una postal actual del rio Uruguay. Que, vaya casualidad si se quiere, el Uruguay es uno de los ríos amenazados de nuestro país por industrias contaminantes.
La urgencia de prometer y no cumplir
Si hay algo que abunda en el Riachuelo además de la contaminación son las promesas que se hicieron en su historia. Además de promocionar, décadas atrás, progreso y desarrollo económico, prometiendo miles de puestos de trabajos, el Riachuelo en la actualidad es bastión de campaña de todo candidato que necesite votos.
Actualmente su curso de agua casi no existe, y es reemplazado por una especie de lodo aceitoso, desecho de las industrias que lo contaminan. Malos olores. En sus márgenes abunda la basura de los habitantes de su ribera triste, con viviendas precarias. Parece una página bíblica donde se narra el apocalipsis. Es la cruda realidad de unas de las regiones desbastadas por las políticas neoliberales. Fabricas cerradas y abandonadas. Desbastadas. Proceso de los malos usos de los recursos naturales. Hoy solo queda contaminación y miseria. Impensable si seriamos consientes de la necesidad de cuidar el agua dulce.
En el presente existen más de 3 mil fábricas instaladas y se calculan que vierten diariamente al riachuelo 88 mil metros cúbicos de desechos industriales. El nivel tolerable de Demanda Bioquímica de Oxígeno (DBO) actual es 4 miligramos por litro, mientras que en la desembocadura del Riachuelo se verificó que el promedio de DBO es de 26,2 miligramos por litro.
Según lo denunciado por la Asociación de vecinos de la Boca estas 3 mil fabricas arrojan al Riachuelo los siguientes contaminantes: cadmio, mercurio, níquel, plomo, cromo, arsénico, selenio, fenoles, bencenos, tolueno, hidrocarburos clorados, pesticidas, herbicidas, plaguicidas, detritos humanos y animales, materiales orgánicos en suspensión, detergentes, entre otros.
El informe de la Asociación de Vecinos de la Boca denuncia que, “sólo el 3 por ciento de las industrias que contaminan tienen instalados procesos de depuración”. Este nivel de contaminación fue verificado por la Defensoría del Pueblo de Nación en 2003, que prometió un informe actualizado.
La población de la cuenca Matanza-Riachuelo es de casi 5 millones de personas, lo que representa el 13,5 por ciento de la República Argentina. Esta situación es agravada porque el 55 por ciento de la población ribereña de la cuenca no tiene cloacas y al 35 por ciento no le llega la red de agua potable. Por los altos niveles de contaminación estos vecinos sufren enfermedades respiratorias, de la piel y hasta incluso hepatitis. Los ríos de la cuenca reciben 368 mil metros cúbicos de aguas residuales domésticas por día y sólo el 5 por ciento recibe el tratamiento que necesitan para no ser contaminantes.
En la historia del Riachuelo lo que abundan son promesas, y más promesas… desde los mil días de María Julia, hasta los informes técnicos y las promesas incumplidas de Macri y Scicoli de limpiar la cuenta. Todos prometieron lo mismo. Todos se quedaron sólo con esas promesas. Y con algún millonario presupuesto. Esas promesas parecen estar contaminadas. Hasta la Corte Suprema de Justicia de la Nación en 2007 dictaminó que es urgente sanear la cuenca, parquizar su ribera y la construcción de plantas potabilizadores de cloacas y agua corriente. Pero mientras tanto, familias viven allí. Chicos se crían al borde de ese río contaminado. Respiran a diario un olor insoportable. ¿Qué Argentina estamos construyendo cuando dejamos que parte del futuro se críe en estas condiciones infrahumanas?.
Brasil limpió su riachuelo
El Tieté paulista y el Riachuelo porteño/bonaerense tenían algunas semejanzas que los volvían "parientes": las aguas cloacales sin tratamiento, el olor pestilente, la ausencia total de peces, la suciedad en sus orillas, las inundaciones esporádicas y la imposibilidad total de navegarlos. Además, claro, de las eternas promesas políticas de que un día volverían a ser limpios.
El río corre en el medio, y en cada una de sus márgenes están estas avenidas, por las que circulan más de 350.000 vehículos por día.
El Tieté tiene la dura misión de recoger toda el agua de lluvia de la ciudad, así como un centenar de arroyos que cortan la ciudad y que terminan tomados por cloacas clandestinas y aguas industriales sin tratamiento.
San Pablo, la mayor ciudad de América del Sur, también tiene "su" Riachuelo. Se llama Río Tieté y sus aguas corren a lo largo de 40 kilómetros dentro del área metropolitana. El Tieté es un viejo conocido de los paulistas. Se lo ve en forma constante cuando se circula por la Marginal -una anchísima colectora de autos y camiones por la cual uno sale de la ciudad, va para el aeropuerto o atraviesa de un lado al otro esta urbe gigantesca-
El Tieté paulista y el Riachuelo porteño/bonaerense tenían algunas semejanzas que los volvían "parientes": las aguas cloacales sin tratamiento, el olor pestilente, la ausencia total de peces, la suciedad en sus orillas, las inundaciones esporádicas y la imposibilidad total de navegarlos. Además, claro, de las eternas promesas políticas de que un día volverían a ser limpios.
Mientras los días del Riachuelo pasaban, el Tieté cambió por completo. En 1999, con un crédito de 400 millones de dólares del Banco de Cooperación Internacional de Japón, el Estado de San Pablo inició el trabajo para recuperar el río. Una primera parte del trabajo, que tenía el objetivo de eliminar las inundaciones urbanas, fue hecha con otros 400 millones de dólares -200 millones del Banco Interamericano de Desarrollo-. La primera medida fue profundizar el lecho del río y ensancharlo, de 22 a 46 metros. Con la obra se redujo casi a cero la posibilidad de una inundación como las que solían producirse apenas comenzaba a llover.
Los números del emprendimiento son impresionantes. Para dejar el Tieté más amplio y sin basura se retiraron 15.000 toneladas de barro y residuos, así como 120.000 neumáticos. Entre 2002 y 2005 trabajaron 200 máquinas -grúas, barcos y camiones- y 4000 empleados, repartidos en tres turnos, para que se trabajara durante 24 horas en la obra. Los pastizales que rodeaban todo el recorrido del río -y que espantaban a quien acababa de aterrizar por primera vez en la ciudad y tenía que circular por la Marginal viendo el río a su izquierda- fueron eliminados por completo. En su lugar se construyeron rampas de cemento. El barro y los residuos retirados del río se destinaron a empresas especializadas en tratarlos hasta su conversión en abono. Y los neumáticos fueron reciclados y se convirtieron en una protección para los guard-rail de la avenida Marginal.
Al costado de la avenida se están plantando 9000 árboles y 100.000 arbustos, además de césped. También cerezos, planta nativa de Japón, como un agradecimiento al crédito y asesoramiento dado por ese país. El gobernador de San Pablo, Geraldo Alckmin, anunció esta semana que pretende convertir ese corredor en una ciclovía.
El proyecto de descontaminación del río incluyó la conexión de las cloacas de las casas a la red cloacal y la fiscalización de las industrias que cercan el Tieté y los arroyos de la ciudad. En 1994, la infraestructura permitía que apenas el 24% de todos los residuos cloacales que llegaban al río recibieran tratamiento; hoy ya hay infraestructura para tratar el 85%.
Antes del inicio de la limpieza del Tieté, la mancha de contaminación del río se extendía 300 kilómetros hacia adentro de San Pablo. La mancha ya retrocedió 120 kilómetros y hoy es posible encontrar peces a 180 kilómetros. - Luis Esnal
Riachuelo: Desprecio Ambiental + Promesas Incumplidas
El riachuelo tiene el estigma de ser la postal de una América Latina desbastada por las ambiciones económicas del poder. Despreciando el respeto a un medio ambiente sano, y lo que es más grave, sumergiendo en la pobreza a miles de pobladores. Saqueando sus recursos naturales, extinguiendo su flora y fauna, y convirtiéndola en una zona solamente recordada en tiempos electorales.
Durante la década del ´20 hablar de transformación social, progreso económico e industrialización, era apuntar las miradas hacia el río Riachuelo. Los inmigrantes que llegaban desde Europa, se emplazaban con entusiasmo en una zona que prometía un desarrollo y crecimiento económico imposible de encontrar en su tierra.
Río Pequeño, Río de los Querandíes, Río Chuelo, Río de Buenos Aires; así se lo llamó a lo largo de la historia al actual Riachuelo. Río de curso vueltero que desemboca en el Río de la Plata tras recorrer 80 km desde su nacimiento. Comienza en Las Heras, provincia de Buenos Aires, donde los arroyos Castro y Cobey se unen formando, en Paso de la Horqueta, el río Matanza, este pasa a llamarse Riachuelo a la altura del puente La Noria. Actualmente hay potentes fábricas instaladas en sus orillas y son la principal causa de su contaminación.
En las últimas décadas el Riachuelo toma un estado parecido al actual, y muchos de los arroyos que vertían sus aguas en él se fueron secando o desapareciendo como consecuencia de la rectificación de este río.
Para el año en que se asentaron los primeros europeos cerca de sus márgenes, en 1536, el Riachuelo tenía una fauna y flora bastante abundante y variada. Muy diferente a la actual.
La zona del Riachuelo se desbordaba con frecuencia creando lagunas y pantanos. Sus alrededores eran húmedos, poseían pastizales abundantes, vegetación tupida y variada. En su ribera se daban cita los bosquecillos de sarandíes negros, ceibos, blanquillos, gruesas matas de penachos blancos.
En los bajos predominaban los juncos y flotaban los camalotes. Su valle estaba invadido por pajonales de paja brava, también había duraznillos blancos. Como se dijo el suelo del valle era sumamente anegadizo, y en él predominaban las gramíneas. En sus barrancas y orillas, que tenían un alto de entre 8 y 20 metros, había matorrales de calafate, ñapindá, cactus, flor de seda y mata ojos. En lo alto había bosques pequeños de espinillos, porotillos, acacias, zarza mora, zarzaparrilla falsa, sombra de toro, etc. En las orillas aparece con alta frecuencia el sauce colorado, no el llorón que llegaría a la zona hacia 1810 de la mano del hombre.
En la meseta había agrupaciones de árboles con desarrollo más troncal. Se daban los algarrobos, talas, espinillos, chañares, coronillos negros, ceibos y de trecho en trecho, un ombú. También se daba el cardo, así llamado por los primeros españoles en llegar a la zona, pero en realidad era la "zanahoria de campo", vegetal comestible.
La fauna de la región era abundante y variada. Había sapos, ranas, culebras, víboras e insectos en abundancia. De estos últimos podemos enumerar a los alacranes, grillos, cucarachas (infaltables y eternas) gorgojos, polillas, los incansables y molestos tábanos y mosquitos, moscardones, moscas, gusanos, hormigas. Se daba cita también la insaciable langosta, las mariposas, garrapatas, etc. El cronista Félix de Azara se cansa de describir los diferentes insectos que poblaban la región.
La fauna estaba caracterizada por el venado, el yaguareté, que aparece como puma o pantera en numerosas crónicas, también estaba la nutria. También había cuatrocientas cuarenta especies de pájaros. Por la zona volaban murciélagos. En las lagunas se podían encontrar cigüeñas y flamencos. Teros, chajá, martinetas, así como peludo y cuises poblaban los llanos. El ñandú corría tranquilo por la meseta. Los peces también abundaban, habían mandubíes, pejerreyes, patíes, bogas y algún que otro dorado.
Los habitantes de las zonas del Riachuelo eran los querandíes. Este era un pueblo de cazadores y pescadores, cazaban venados y ñandúes con boleadoras, también pescaban a orillas de los ríos y lagunas. En los primeros tiempos se llevaron bien con los españoles que llegaron a la zona del actual Riachuelo. Pero los españoles querían más. Con el paso del tiempo los querandíes se fueron extinguiendo. Otros emigraron. Un proceso bastante conocido y cruel de nuestra región.
Como describimos líneas arriba remontarnos siglos antes de la llegada de los españoles para describir el paisaje del río Riachuelo era narrar una postal muy diferente a la de su situación actual. Un postal con esperanza de progreso y trabajo. Era hablar de la naturaleza misma, con una flora y fauna viva. De un lugar donde abundaban, por ejemplo, los humedales. Y donde los pobladores podían hasta bañarse.
Ver una fotografía del Riachuelo de hace décadas atrás es trasladarse, por ejemplo, a una postal actual del rio Uruguay. Que, vaya casualidad si se quiere, el Uruguay es uno de los ríos amenazados de nuestro país por industrias contaminantes.
La urgencia de prometer y no cumplir
Si hay algo que abunda en el Riachuelo además de la contaminación son las promesas que se hicieron en su historia. Además de promocionar, décadas atrás, progreso y desarrollo económico, prometiendo miles de puestos de trabajos, el Riachuelo en la actualidad es bastión de campaña de todo candidato que necesite votos.
Actualmente su curso de agua casi no existe, y es reemplazado por una especie de lodo aceitoso, desecho de las industrias que lo contaminan. Malos olores. En sus márgenes abunda la basura de los habitantes de su ribera triste, con viviendas precarias. Parece una página bíblica donde se narra el apocalipsis. Es la cruda realidad de unas de las regiones desbastadas por las políticas neoliberales. Fabricas cerradas y abandonadas. Desbastadas. Proceso de los malos usos de los recursos naturales. Hoy solo queda contaminación y miseria. Impensable si seriamos consientes de la necesidad de cuidar el agua dulce.
En el presente existen más de 3 mil fábricas instaladas y se calculan que vierten diariamente al riachuelo 88 mil metros cúbicos de desechos industriales. El nivel tolerable de Demanda Bioquímica de Oxígeno (DBO) actual es 4 miligramos por litro, mientras que en la desembocadura del Riachuelo se verificó que el promedio de DBO es de 26,2 miligramos por litro.
Según lo denunciado por la Asociación de vecinos de la Boca estas 3 mil fabricas arrojan al Riachuelo los siguientes contaminantes: cadmio, mercurio, níquel, plomo, cromo, arsénico, selenio, fenoles, bencenos, tolueno, hidrocarburos clorados, pesticidas, herbicidas, plaguicidas, detritos humanos y animales, materiales orgánicos en suspensión, detergentes, entre otros.
El informe de la Asociación de Vecinos de la Boca denuncia que, “sólo el 3 por ciento de las industrias que contaminan tienen instalados procesos de depuración”. Este nivel de contaminación fue verificado por la Defensoría del Pueblo de Nación en 2003, que prometió un informe actualizado.
La población de la cuenca Matanza-Riachuelo es de casi 5 millones de personas, lo que representa el 13,5 por ciento de la República Argentina. Esta situación es agravada porque el 55 por ciento de la población ribereña de la cuenca no tiene cloacas y al 35 por ciento no le llega la red de agua potable. Por los altos niveles de contaminación estos vecinos sufren enfermedades respiratorias, de la piel y hasta incluso hepatitis. Los ríos de la cuenca reciben 368 mil metros cúbicos de aguas residuales domésticas por día y sólo el 5 por ciento recibe el tratamiento que necesitan para no ser contaminantes.
En la historia del Riachuelo lo que abundan son promesas, y más promesas… desde los mil días de María Julia, hasta los informes técnicos y las promesas incumplidas de Macri y Scicoli de limpiar la cuenta. Todos prometieron lo mismo. Todos se quedaron sólo con esas promesas. Y con algún millonario presupuesto. Esas promesas parecen estar contaminadas. Hasta la Corte Suprema de Justicia de la Nación en 2007 dictaminó que es urgente sanear la cuenca, parquizar su ribera y la construcción de plantas potabilizadores de cloacas y agua corriente. Pero mientras tanto, familias viven allí. Chicos se crían al borde de ese río contaminado. Respiran a diario un olor insoportable. ¿Qué Argentina estamos construyendo cuando dejamos que parte del futuro se críe en estas condiciones infrahumanas?.
Brasil limpió su riachuelo
El Tieté paulista y el Riachuelo porteño/bonaerense tenían algunas semejanzas que los volvían "parientes": las aguas cloacales sin tratamiento, el olor pestilente, la ausencia total de peces, la suciedad en sus orillas, las inundaciones esporádicas y la imposibilidad total de navegarlos. Además, claro, de las eternas promesas políticas de que un día volverían a ser limpios.
El río corre en el medio, y en cada una de sus márgenes están estas avenidas, por las que circulan más de 350.000 vehículos por día.
El Tieté tiene la dura misión de recoger toda el agua de lluvia de la ciudad, así como un centenar de arroyos que cortan la ciudad y que terminan tomados por cloacas clandestinas y aguas industriales sin tratamiento.
San Pablo, la mayor ciudad de América del Sur, también tiene "su" Riachuelo. Se llama Río Tieté y sus aguas corren a lo largo de 40 kilómetros dentro del área metropolitana. El Tieté es un viejo conocido de los paulistas. Se lo ve en forma constante cuando se circula por la Marginal -una anchísima colectora de autos y camiones por la cual uno sale de la ciudad, va para el aeropuerto o atraviesa de un lado al otro esta urbe gigantesca-
El Tieté paulista y el Riachuelo porteño/bonaerense tenían algunas semejanzas que los volvían "parientes": las aguas cloacales sin tratamiento, el olor pestilente, la ausencia total de peces, la suciedad en sus orillas, las inundaciones esporádicas y la imposibilidad total de navegarlos. Además, claro, de las eternas promesas políticas de que un día volverían a ser limpios.
Mientras los días del Riachuelo pasaban, el Tieté cambió por completo. En 1999, con un crédito de 400 millones de dólares del Banco de Cooperación Internacional de Japón, el Estado de San Pablo inició el trabajo para recuperar el río. Una primera parte del trabajo, que tenía el objetivo de eliminar las inundaciones urbanas, fue hecha con otros 400 millones de dólares -200 millones del Banco Interamericano de Desarrollo-. La primera medida fue profundizar el lecho del río y ensancharlo, de 22 a 46 metros. Con la obra se redujo casi a cero la posibilidad de una inundación como las que solían producirse apenas comenzaba a llover.
Los números del emprendimiento son impresionantes. Para dejar el Tieté más amplio y sin basura se retiraron 15.000 toneladas de barro y residuos, así como 120.000 neumáticos. Entre 2002 y 2005 trabajaron 200 máquinas -grúas, barcos y camiones- y 4000 empleados, repartidos en tres turnos, para que se trabajara durante 24 horas en la obra. Los pastizales que rodeaban todo el recorrido del río -y que espantaban a quien acababa de aterrizar por primera vez en la ciudad y tenía que circular por la Marginal viendo el río a su izquierda- fueron eliminados por completo. En su lugar se construyeron rampas de cemento. El barro y los residuos retirados del río se destinaron a empresas especializadas en tratarlos hasta su conversión en abono. Y los neumáticos fueron reciclados y se convirtieron en una protección para los guard-rail de la avenida Marginal.
Al costado de la avenida se están plantando 9000 árboles y 100.000 arbustos, además de césped. También cerezos, planta nativa de Japón, como un agradecimiento al crédito y asesoramiento dado por ese país. El gobernador de San Pablo, Geraldo Alckmin, anunció esta semana que pretende convertir ese corredor en una ciclovía.
El proyecto de descontaminación del río incluyó la conexión de las cloacas de las casas a la red cloacal y la fiscalización de las industrias que cercan el Tieté y los arroyos de la ciudad. En 1994, la infraestructura permitía que apenas el 24% de todos los residuos cloacales que llegaban al río recibieran tratamiento; hoy ya hay infraestructura para tratar el 85%.
Antes del inicio de la limpieza del Tieté, la mancha de contaminación del río se extendía 300 kilómetros hacia adentro de San Pablo. La mancha ya retrocedió 120 kilómetros y hoy es posible encontrar peces a 180 kilómetros. - Luis Esnal
1 comentarios:
muy buena informacion...GRACIAS POR DIFUNDIRLA!!
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