viernes, 24 de agosto de 2007
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Promulgaron la Ley de Murphy - 22/08/2007 - fuente
En pocos días se conocieron noticias de tenor similar: los derrames en Minera Alumbrera (multinacional ubicada en Catamarca), y la intoxicación de decenas de obreros en Botnia (pastera finlandesa instalada en Fray Bentos, Uruguay). Más allá de los supuestos “accidentes” los hechos mostraron, por si hacía falta, el efecto contaminante de estos emprendimientos y, mucho más, un modelo de (sub) desarrollo que genera desempleo, empobrecimiento y muerte, salvo que sean detenidos, como en Esquel y La Rioja, por la acción de las comunidades.
La Ley de Murphy es aquella según la cual si algo puede salir mal, saldrá mal.
Una de sus derivadas indica que: “Las cosas que se dejan para que se arreglen por sí solas, tienden a empeorar”. Otra señala: “Si existe la posibilidad de que varias cosas vayan mal, la que cause más perjuicios será la única que vaya mal”. Una más: “Es inútil hacer cualquier cosa a prueba de tontos, porque los tontos son muy ingeniosos”.
El ingeniero Edward Murphy, descorazonado autor de esta hipótesis, podría ser considerado un optimista en algunos países del sur.
¿Qué será lo que se derrama?
En Bajo Alumbrera, la minera vastamente denunciada y ubicada en Catamarca, se produjo un nuevo derrame en el mineraloducto que traslada el material extraído del yacimiento, que ha convertido el territorio de esa zona cercana a Andalgalá en una especie de cráter gigantesco de dos kilómetros de diámetro y 600 metros de profundidad, producidos a fuerza de dinamitar montaña y tierra para extraer oro.
# En un mes, se utiliza allí la misma cantidad de dinamita que en toda la Argentina en un año. El material se traslada a un dique de cola, donde los ácidos separan el metal que sirve de lo inservible.
# Por cada tonelada de tierra molida se obtienen, gracias a los ácidos, seis gramos de oro y seis kilos de cobre. Se remueven 340 toneladas diarias.
# El resto pasa al mineraloducto que hace un recorrido de 310 kilómetros, y cuyas pérdidas y derrames afectan a tres provincias.
# El propio dique de colas fue construido sobre una falla geológica que provoca permanentes derrames, y obligó a construir una llamada “estación de retrobombeo” nombre tecnológicamente impresionante que indica una especie de aspiradora con la que intentan recuperar las filtraciones ocurridas.
La empresa, como parte de lo que resulta el nuevo marketing minero (ver nota Gato por liebre) se anticipó a las denuncias minimizando el problema e informando que el “barro mineralizado” (por el desecho contaminante) no alcanzó a envenenar ningún curso de agua.
La información en estos casos tiene la enorme ventaja (para las empresas) de que si existió la contaminación, recién se sabrá dentro de meses o, peor aún, años. Los vecinos han demandado a la empresa y existe además un conflicto interprovincial por la contaminación que provoca. Sin embargo este tipo de noticias aparece en medios contrainformativos como Clarín no en la sección política, ni economía, sino en “sociedad” junto al anuncio de un Jardín Botánico en Maschwitz.
Minera Alumbrera está formada por la suiza Xtrata, y las canadienses Goldcorp Inc. y Northen Orion Resources Inc. Como se plantea en la página No a la Mina (noalamina.org) Minera Alumbrera derrumba periódicamente “el mito que pretende instalar el sector minero sobre el uso de tecnología de nivel internacional y los altos estándares ambientales”.
El modelo de subdesarrollo
La propaganda minera tiene el record de prometer más que los políticos. En Catamarca, Minera Alumbrera había prometido un barrio para 5.000 personas, 6.000 puestos de trabajo, un hospital de alta complejidad. Lo que sí concretó es una especie de ciudad autista y aislada enclavada en la montaña, una especie de country de lujo para los directivos. El último pago declarado de regalías a Andalgalá, fue por el 0,7 de lo que declaró extraer. Los ambientalistas y políticos locales sostienen que la empresa factura el triple de lo que declara, o sea, 1.700 millones de dólares, en una provincia donde el 48 % de la población vive bajo la línea de la pobreza. El modelo minero, por lo demás, anula otras producciones por su propia naturaleza, si es que a la palabra naturaleza le cabe algún lugar en todo este negocio extractivo.
Botnia sulfúrica
La semana pasada lavaca informó sobre los escapes de material contaminante en la fabricante de pasta de celulosa Botnia, de Fray Bentos, que obligaron a la internación de 18 trabajadores intoxicados, afectados en la piel, los ojos y vías respiratorias.
El jueves pasado otros tres obreros, acaso nuevas vítimas de la Ley de Murphy, se intoxicaron por la rotura de los piletones en las que se mezclan los químicos con los que se produce la elaboración de celulosa.
Los trabajadores decidieron realizar un paro y no volver a trabajar hasta que no se les garantice mínima seguridad. En el caso de la primera intoxicación, producida con sulfato de sodio, la empresa adujo que el problema era el viento, muy fuerte. En términos “normales” (otra vez, si a la palabra le cabe algún lugar en todo este negocio) esa sustancia trabaja expandiéndose en la atmósfera. Cuando lo hace, termina volviendo a tierra en lo que los productores y vecinos locales denominan “lluvia ácida”. Esta vez, por culpa del viento acaso subversivo, terminó en los ojos de los obreros, demostración pragmática de qué tipo de materiales irán a parar al aire y al agual del río Uruguay. El presidente Tabaré Vázquez había anunciado que cerraría Botnia si se demostrara que contamina, así que –si se le toma la palabra- todo debería ser simple cuestión de tiempo.
Los vecinos de Gualeguaychú, sin embargo, han aprendido a desconfiar de los políticos de modo amplio: provinciales, nacionales, extranjeros. El lunes 20 trasladaron el piquete de la ruta 136 hasta la ruta 14. Fueron, según los cálculos más austeros, diez mil (10.000) personas, aunque otros elevan el número a 15.000.
La causa nacional
En el acto se planteó una pregunta inquietante dirigida a Néstor Kirchner: “Señor Presidente, ¿dónde está la causa nacional que nos prometió?” Como dijo a lavacaJosé Gómez, nuevo coordinador de la Asamblea Ciudadana: “Dicen que está en la lucha con nosotros, pero están dándoles permiso a las mineras en la precordillera para que destruyan el medio ambiente. Tienen un doble discurso que usan para dejar pasar el tiempo. Si a nosotros nos va a matar el gobierno uruguayo con Botnia, el argentino tiene la culpa de estar matando gente en la precordillera. En San Juan están tomando agua envasada porque el agua de deshielo ya se contaminó con cianuro y mercurio”.
La comunidad sigue movilizada, se aceleran los tiempos. Botnia comenzará a producir en las próximas semanas, y los vecinos no parecen resignados a la pasividad. Ya hay casos paradigmáticos como Esquel, con su plebiscito contra la instalación de la Meridian Gold, o las Asambleas de Famatina, Chilecito y el resto de La Rioja, que realizan el piquete más alto del mundo que empujaron la salida de la Barrick Gold de los yacimientos de exploración, y la prohibición por ley de la minería a cielo abierto (ver Mu, número 3): los vecinos en asambleas parecen ser de los pocos que logran sobreponerse al embate irónico y paralizante de las leyes de Murphy.
En pocos días se conocieron noticias de tenor similar: los derrames en Minera Alumbrera (multinacional ubicada en Catamarca), y la intoxicación de decenas de obreros en Botnia (pastera finlandesa instalada en Fray Bentos, Uruguay). Más allá de los supuestos “accidentes” los hechos mostraron, por si hacía falta, el efecto contaminante de estos emprendimientos y, mucho más, un modelo de (sub) desarrollo que genera desempleo, empobrecimiento y muerte, salvo que sean detenidos, como en Esquel y La Rioja, por la acción de las comunidades.
La Ley de Murphy es aquella según la cual si algo puede salir mal, saldrá mal.
Una de sus derivadas indica que: “Las cosas que se dejan para que se arreglen por sí solas, tienden a empeorar”. Otra señala: “Si existe la posibilidad de que varias cosas vayan mal, la que cause más perjuicios será la única que vaya mal”. Una más: “Es inútil hacer cualquier cosa a prueba de tontos, porque los tontos son muy ingeniosos”.
El ingeniero Edward Murphy, descorazonado autor de esta hipótesis, podría ser considerado un optimista en algunos países del sur.
¿Qué será lo que se derrama?
En Bajo Alumbrera, la minera vastamente denunciada y ubicada en Catamarca, se produjo un nuevo derrame en el mineraloducto que traslada el material extraído del yacimiento, que ha convertido el territorio de esa zona cercana a Andalgalá en una especie de cráter gigantesco de dos kilómetros de diámetro y 600 metros de profundidad, producidos a fuerza de dinamitar montaña y tierra para extraer oro.
# En un mes, se utiliza allí la misma cantidad de dinamita que en toda la Argentina en un año. El material se traslada a un dique de cola, donde los ácidos separan el metal que sirve de lo inservible.
# Por cada tonelada de tierra molida se obtienen, gracias a los ácidos, seis gramos de oro y seis kilos de cobre. Se remueven 340 toneladas diarias.
# El resto pasa al mineraloducto que hace un recorrido de 310 kilómetros, y cuyas pérdidas y derrames afectan a tres provincias.
# El propio dique de colas fue construido sobre una falla geológica que provoca permanentes derrames, y obligó a construir una llamada “estación de retrobombeo” nombre tecnológicamente impresionante que indica una especie de aspiradora con la que intentan recuperar las filtraciones ocurridas.
La empresa, como parte de lo que resulta el nuevo marketing minero (ver nota Gato por liebre) se anticipó a las denuncias minimizando el problema e informando que el “barro mineralizado” (por el desecho contaminante) no alcanzó a envenenar ningún curso de agua.
La información en estos casos tiene la enorme ventaja (para las empresas) de que si existió la contaminación, recién se sabrá dentro de meses o, peor aún, años. Los vecinos han demandado a la empresa y existe además un conflicto interprovincial por la contaminación que provoca. Sin embargo este tipo de noticias aparece en medios contrainformativos como Clarín no en la sección política, ni economía, sino en “sociedad” junto al anuncio de un Jardín Botánico en Maschwitz.
Minera Alumbrera está formada por la suiza Xtrata, y las canadienses Goldcorp Inc. y Northen Orion Resources Inc. Como se plantea en la página No a la Mina (noalamina.org) Minera Alumbrera derrumba periódicamente “el mito que pretende instalar el sector minero sobre el uso de tecnología de nivel internacional y los altos estándares ambientales”.
El modelo de subdesarrollo
La propaganda minera tiene el record de prometer más que los políticos. En Catamarca, Minera Alumbrera había prometido un barrio para 5.000 personas, 6.000 puestos de trabajo, un hospital de alta complejidad. Lo que sí concretó es una especie de ciudad autista y aislada enclavada en la montaña, una especie de country de lujo para los directivos. El último pago declarado de regalías a Andalgalá, fue por el 0,7 de lo que declaró extraer. Los ambientalistas y políticos locales sostienen que la empresa factura el triple de lo que declara, o sea, 1.700 millones de dólares, en una provincia donde el 48 % de la población vive bajo la línea de la pobreza. El modelo minero, por lo demás, anula otras producciones por su propia naturaleza, si es que a la palabra naturaleza le cabe algún lugar en todo este negocio extractivo.
Botnia sulfúrica
La semana pasada lavaca informó sobre los escapes de material contaminante en la fabricante de pasta de celulosa Botnia, de Fray Bentos, que obligaron a la internación de 18 trabajadores intoxicados, afectados en la piel, los ojos y vías respiratorias.
El jueves pasado otros tres obreros, acaso nuevas vítimas de la Ley de Murphy, se intoxicaron por la rotura de los piletones en las que se mezclan los químicos con los que se produce la elaboración de celulosa.
Los trabajadores decidieron realizar un paro y no volver a trabajar hasta que no se les garantice mínima seguridad. En el caso de la primera intoxicación, producida con sulfato de sodio, la empresa adujo que el problema era el viento, muy fuerte. En términos “normales” (otra vez, si a la palabra le cabe algún lugar en todo este negocio) esa sustancia trabaja expandiéndose en la atmósfera. Cuando lo hace, termina volviendo a tierra en lo que los productores y vecinos locales denominan “lluvia ácida”. Esta vez, por culpa del viento acaso subversivo, terminó en los ojos de los obreros, demostración pragmática de qué tipo de materiales irán a parar al aire y al agual del río Uruguay. El presidente Tabaré Vázquez había anunciado que cerraría Botnia si se demostrara que contamina, así que –si se le toma la palabra- todo debería ser simple cuestión de tiempo.
Los vecinos de Gualeguaychú, sin embargo, han aprendido a desconfiar de los políticos de modo amplio: provinciales, nacionales, extranjeros. El lunes 20 trasladaron el piquete de la ruta 136 hasta la ruta 14. Fueron, según los cálculos más austeros, diez mil (10.000) personas, aunque otros elevan el número a 15.000.
La causa nacional
En el acto se planteó una pregunta inquietante dirigida a Néstor Kirchner: “Señor Presidente, ¿dónde está la causa nacional que nos prometió?” Como dijo a lavacaJosé Gómez, nuevo coordinador de la Asamblea Ciudadana: “Dicen que está en la lucha con nosotros, pero están dándoles permiso a las mineras en la precordillera para que destruyan el medio ambiente. Tienen un doble discurso que usan para dejar pasar el tiempo. Si a nosotros nos va a matar el gobierno uruguayo con Botnia, el argentino tiene la culpa de estar matando gente en la precordillera. En San Juan están tomando agua envasada porque el agua de deshielo ya se contaminó con cianuro y mercurio”.
La comunidad sigue movilizada, se aceleran los tiempos. Botnia comenzará a producir en las próximas semanas, y los vecinos no parecen resignados a la pasividad. Ya hay casos paradigmáticos como Esquel, con su plebiscito contra la instalación de la Meridian Gold, o las Asambleas de Famatina, Chilecito y el resto de La Rioja, que realizan el piquete más alto del mundo que empujaron la salida de la Barrick Gold de los yacimientos de exploración, y la prohibición por ley de la minería a cielo abierto (ver Mu, número 3): los vecinos en asambleas parecen ser de los pocos que logran sobreponerse al embate irónico y paralizante de las leyes de Murphy.
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