viernes, 12 de octubre de 2007
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SIGUEN APARECIENDO DELINCUENTES !
Edgardo Storni, arzobispo de Santa Fe, está siendo procesado por acoso y abuso sexual de varios seminaristas a su cargo; paralelamente, se lo juzga también por las amenazas y "aprietes" sufridos por sacerdotes que denunciaron sus delitos.
Lo que transforma el "caso Storni" en una crisis política para la Iglesia no es sólo el alto cargo que ocupa el acusado. Lo más grave es, en primer lugar, que no se trata de la conducta desviada de un individuo aislado sino de una práctica extendida en el seno de la Iglesia (existen más de 800 sacerdotes acusados de abusos y acoso sexual de menores), y, en segundo lugar, el encubrimiento y la protección que los curas pedófilos recibieron de la jerarquía de la Iglesia, tanto de Argentina como del Vaticano.
Algunos casos de los 800 curas acusados han trascendido a la prensa; un informe de Página/12 (28/4), señala una docena de casos, en la Capital y el Gran Buenos Aires. En todos ellos, los pedófilos fueron encubiertos por la jerarquía, ya sea mediante el pago de indemnizaciones a las víctimas o mediante la sistemática transferencia de los curas de parroquia en parroquia para evitar las denuncias.
Storni no fue la excepción. Desde 1994, está en poder de la Curia argentina y del Vaticano un voluminoso informe acerca de sus prácticas pedófilas. Durante siete años, ese informe fue mantenido en secreto sin que el pedófilo santafecino recibiera ninguna sanción. Ahora, cuando el escándalo estalla, se lo convoca a Roma, donde se le dará un "nuevo destino"... para sustraerlo del juicio que se sustancia en Santa Fe.
La Curia Argentina carga sobre sus espaldas el encubrimiento de la violación seguida de muerte de la niña Nair Mustafá, ocurrida en el natatorio de una escuela católica en las cercanías de Plaza Irlanda, en pleno centro geográfico de Buenos Aires. Los nombres de los responsables y encubridores de la violación y asesinato de Nair Mustafá nunca han salido a la luz: la Curia argentina realizó una enorme presión sobre la Justicia, la policía y el poder político para que ese crimen quedara impune.
La extensión de la pedofilia y la cerrada defensa y encubrimiento de los curas pedófilos es un fenómeno de alcance mundial en la Iglesia. En Estados Unidos, más de 2.000 sacerdotes fueron acusados de abusar, en algunos casos durante años, de niños y niñas puestos a su cuidado. La cúpula de la Iglesia norteamericana los protegió con los mismos métodos que se usan en Argentina, trasladándolos de una parroquia a otra, incluso de un país a otro, y negándose a abrir los archivos con las denuncias a la Justicia.
Pero, además de las Argentina y Estados Unidos, hay cientos de denuncias contra curas y obispos en Italia, Polonia, Irlanda, Francia, Canadá, Austria, Alemania, Gran Bretaña, Australia, Nueva Zelandia. "En Irlanda, uno de los bastiones tradicionales del catolicismo, la amarga historia de abusos, negaciones, colusión y revelaciones ha estado en las primeras planas (The Washington Post, 1/5). "En Africa, un continente crucial para el futuro desarrollo de la Iglesia, católicos preocupados han revelado el extendido abuso sexual de monjas por parte de los sacerdotes" (ídem).
El "caso Storni" es una crisis política para la Iglesia porque pone en evidencia su elevadísmo grado de descomposición moral y política. Esta banda de pedófilos y encubridores es la que pretende erigirse en el árbitro moral de la sociedad y asentar las normas y las reglas de la educación, es decir de la formación moral y política de la juventud.
(fuente)
Edgardo Storni, arzobispo de Santa Fe, está siendo procesado por acoso y abuso sexual de varios seminaristas a su cargo; paralelamente, se lo juzga también por las amenazas y "aprietes" sufridos por sacerdotes que denunciaron sus delitos.
Lo que transforma el "caso Storni" en una crisis política para la Iglesia no es sólo el alto cargo que ocupa el acusado. Lo más grave es, en primer lugar, que no se trata de la conducta desviada de un individuo aislado sino de una práctica extendida en el seno de la Iglesia (existen más de 800 sacerdotes acusados de abusos y acoso sexual de menores), y, en segundo lugar, el encubrimiento y la protección que los curas pedófilos recibieron de la jerarquía de la Iglesia, tanto de Argentina como del Vaticano.
Algunos casos de los 800 curas acusados han trascendido a la prensa; un informe de Página/12 (28/4), señala una docena de casos, en la Capital y el Gran Buenos Aires. En todos ellos, los pedófilos fueron encubiertos por la jerarquía, ya sea mediante el pago de indemnizaciones a las víctimas o mediante la sistemática transferencia de los curas de parroquia en parroquia para evitar las denuncias.
Storni no fue la excepción. Desde 1994, está en poder de la Curia argentina y del Vaticano un voluminoso informe acerca de sus prácticas pedófilas. Durante siete años, ese informe fue mantenido en secreto sin que el pedófilo santafecino recibiera ninguna sanción. Ahora, cuando el escándalo estalla, se lo convoca a Roma, donde se le dará un "nuevo destino"... para sustraerlo del juicio que se sustancia en Santa Fe.
La Curia Argentina carga sobre sus espaldas el encubrimiento de la violación seguida de muerte de la niña Nair Mustafá, ocurrida en el natatorio de una escuela católica en las cercanías de Plaza Irlanda, en pleno centro geográfico de Buenos Aires. Los nombres de los responsables y encubridores de la violación y asesinato de Nair Mustafá nunca han salido a la luz: la Curia argentina realizó una enorme presión sobre la Justicia, la policía y el poder político para que ese crimen quedara impune.
La extensión de la pedofilia y la cerrada defensa y encubrimiento de los curas pedófilos es un fenómeno de alcance mundial en la Iglesia. En Estados Unidos, más de 2.000 sacerdotes fueron acusados de abusar, en algunos casos durante años, de niños y niñas puestos a su cuidado. La cúpula de la Iglesia norteamericana los protegió con los mismos métodos que se usan en Argentina, trasladándolos de una parroquia a otra, incluso de un país a otro, y negándose a abrir los archivos con las denuncias a la Justicia.
Pero, además de las Argentina y Estados Unidos, hay cientos de denuncias contra curas y obispos en Italia, Polonia, Irlanda, Francia, Canadá, Austria, Alemania, Gran Bretaña, Australia, Nueva Zelandia. "En Irlanda, uno de los bastiones tradicionales del catolicismo, la amarga historia de abusos, negaciones, colusión y revelaciones ha estado en las primeras planas (The Washington Post, 1/5). "En Africa, un continente crucial para el futuro desarrollo de la Iglesia, católicos preocupados han revelado el extendido abuso sexual de monjas por parte de los sacerdotes" (ídem).
El "caso Storni" es una crisis política para la Iglesia porque pone en evidencia su elevadísmo grado de descomposición moral y política. Esta banda de pedófilos y encubridores es la que pretende erigirse en el árbitro moral de la sociedad y asentar las normas y las reglas de la educación, es decir de la formación moral y política de la juventud.
(fuente)
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